El Periódico de la Adopción

Año XIV, NÚMERO 174 FEBRERO 2018

Publicación patrocinada por ADOPTANTIS
Centro de información, preparación y apoyo a la adopción.

ADOPTANTIS está integrado por un equipo de profesionales con gran experiencia en el campo de la adopción, compuesto por: Psicólogos; Trabajadores Sociales; Asesores Legales y Consultores Médicos. Dirección: Lila Parrondo
Domicilio:Costa Rica, 36,Local Posterior 28016 MADRID
Teléfono: 914 164 837 620 528 102
Altas o Bajas en [email protected]
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Editorial

El Gobierno español y las comunidades autónomas han aprobado ayer crear una lista única nacional de familias que estén interesadas en adoptar en el extranjero con la información que aporten las comunidades autónomas, que exigirán los mismos requisitos para iniciar estos procedimientos.

También se ha estudiado el mecanismo interterritorial de asignaciones, una herramienta que permitirá que las familias que quieran acoger o adoptar a niños en situación de desamparo en España puedan ser localizadas y propuestas tan pronto el menor se incluya en el sistema de protección, independientemente de la comunidad en la que residan.

Estais invitados al Desayuno de la Adopción de este mes, esta actividad que organizamos para pensar juntos sobre alguna de las particularidades de la adopción, será el 17 de Marzo y, en esta ocasión, abordaremos Las conductas difíciles que alteran el clima familiar. Os esperamos.

En la web, las reflexiones de Anne Cath a propósito de La gente no acepta que hay una realidad muy racista en este país ; Belle Boggs sobre Todo lo que hay que decir sobre la infertilidad y nadie cuenta ; Gorka Castillo nos acerca en ¿Quién soy en realidad? a la realidad de decenas de miles de bebés en España fueron sustraídos furtivamente de las maternidades y entregados en adopción a familias acaudaladas. Isabel Ferrer nos acerca a una imperdonable realidad: Sri Lanka admite la existencia de ‘granjas de niños’ en los años 80 para la adopción

Una campaña mundial intenta acabar con los orfanatos. La última estimación de UNICEF es de 2.7 millones, pero la agencia indicó que muchos países no contabilizan adecuadamente a los menores en orfanatos de gestión privada. Sea cual sea el tipo de instalación, entre el 80 y el 90% de los niños que viven allí tienen al menos un progenitor vivo, según UNICEF.

Ashley Montagú nos trae a la memoria que durante el siglo XIX, más de la mitad de los lactantes recluidos en las inclusas morían durante su primer año de vida de una afección denominada marasmo.

En España, las adopciones internacionales siguen bajando y ya son menos que las nacionales.

El testimonio de una niña especial. A los ocho años, Manarekha aún tiene problemas para hablar y contar. Un retraso cognitivo que no siempre es fácil de manejar para su familia adoptiva.

Anna Pacheco nos ayuda a reflexionar para combatir el racismo en el lenguaje. Cada vez que dices "voy al chino" o "voy al paki" estás siendo racista.

Nuestro viaje del mes nos llevó a recorrer Honduras, Puerto Rico y las comunidades autónomas en busca de información sobre la adopción y el acogimiento en este número que esperamos resulte de vuestro interés.

El equipo de redacción

En la Web

Hemos incorporado nuevos artículos en la Web que creemos pueden resultar de interés para familias y profesionales. Os invitamos a visitarla.www.adoptantis.org

Las últimas actualizaciones:

  • Anne Cath: La gente no acepta que hay una realidad muy racista en este país

    Anne Cath posee una extraña mezcla de amabilidad y fuerza que hace que sea muy fácil hablar con ella. Se ve que tiene mucho que decir y, a medida que la vas conociendo, aumenta el deseo de descubrila. Nacida en Sri Lanka, francesa, adoptada, viajera, migrante, feminista y lesbiana son algunas de las capas que forman su identidad.

    Etiquetas que podrían ajustarse a su persona si Anne fuera alguien a quien se pudiera etiquetar. A esta francesa de 30 años la pierde la curiosidad por el ser humano, tanto que ha vuelto a la universidad para estudiar antropología. Ahora vive en Barcelona con su novia catalana, y espero que se quede mucho tiempo porque, estamos convencidas, tiene mucho que enseñarnos...

    Llegué a Barcelona hace 8 años y como venía de vivir un año en Casablanca, fue un momento de libertad. Soy lesbiana y allá tuve que volver al armario por primera vez en mi vida. Así que me sentí libre a ese nivel.

    Al principio viví bastante racismo, la gente me miraba mucho por la calle, en Marruecos nadie me miraba y en Francia tampoco, también había vivido un año en Londres, una ciudad multicultural, así que al llegar a Barcelona y ver que todo el mundo se me quedaba mirando fijamente, fue desagradable. En Francia nadie te mira, luego tendrás problemas de estereotipos cuando hablas, pero allá la gente no suele mirar mucho a los demás, mirar fijamente a alguien es de mala educación, no sé si es algo cultural. Tal vez sí que es cultural, pero aquí hay gente que me mira con la boca abierta y es un poco exagerado. Leer artículo completo

  • Todo lo que hay que decir sobre la infertilidad y nadie cuenta

    La escritora Belle Boggs revienta mitos en torno a las dificultades para concebir partiendo de su propia experiencia en El arte de no desesperar cuando no estás esperando

    Por un lado, la sociedad te dice “nunca te rindas, persigue tu sueño”. Por el otro, “sé feliz con lo que tienes”. Las personas que intentan tener un hijo y no lo consiguen descubren lo difícil que es compatibilizar ambos mensajes. ¿Cuándo rendirse y cuánto esfuerzo es suficiente para lograr lo que para mucha gente llega a ser su único objetivo vital? Ésta es una de las cuestiones que aborda la escritora Belle Boggs en un ensayo en el que parte de sus propias dificultades para concebir y mezcla referencias históricas y literarias y trabajo de reporterismo para abordar un mundo, el de la infertilidad, donde todavía hay demasiados silencios (se vio en la respuesta que obtuvo hace un par de semanas la ilustradora Paula Bonet al hablar de sus abortos espontáneos en Twitter) y mitos.

    Por ejemplo: que ese es un problema que sólo afecta a las mujeres “urbanas, de clase media alta, profesionales, que han dejado para demasiado tarde la maternidad”. La escritora aborda temas espinosos como la gestación subrogada, los intensos sentimientos de envidia que sienten quienes están “en el camino” respecto a los que conciben con facilidad, el llamado “duelo no reconocido” (por los embriones perdidos, por ejemplo) y se adentra en el mundo de los foros online, refugio para gran parte de ese inmenso grupo de personas que descubren, a veces dolorosamente, que hay más de una manera de construir una familia. Leer artículo completo

  • ¿Quién soy en realidad?

    Decenas de miles de bebés en España fueron sustraídos furtivamente de las maternidades y entregados en adopción a familias acaudaladas. Ahora, muchas de estas personas exigen al Estado que tome medidas para descubrir la verdad.

    No hay legado en España que encierre más sufrimiento y vergüenza que el de los niños robados. Algunas estimaciones calculan que hay decenas de miles de afectados, todos ellos arrebatados a sus madres entre 1936 y principios de la pasada década, y entregados a una red de potentados que revoloteaban con total impunidad por hospitales, cárceles y casas-cuna regentadas por religiosas sin que nadie moviera un dedo para evitarlo. Buscaban huérfanos, hijos de republicanas, niños de la diáspora que regresaban de una Europa en llamas, y también bebés de mujeres sin esperanza y de madres solteras durante los años de la Transición.

    Más de 30.000 bebés robados o adoptados de manera ilegal, según la Fundación pro Derechos Humanos (Figbar) que preside el exmagistrado Baltasar Garzón. Una cifra que, a juicio de la Plataforma Te Estamos Buscando y de otras organizaciones similares, se queda corta. Hay quien eleva el número a 100.000; otros, a 180.000; y la Asociación Nacional de Adopciones Irregulares (Anadir), a 300.000. Un desastre que en España se consume entre la incredulidad y una ausencia institucional lacerante. Para el presidente de la Asociación Camino de la Justicia, Pedro Caraballo, se trata de “un naufragio moral de tal envergadura que requiere la creación urgente de un censo nacional”. Leer artículo completo

  • Sri Lanka admite la existencia de ‘granjas de niños’ en los años 80 para la adopción

    El programa Zembla, de la televisión holandesa, dice que las madres biológicas locales recibían dinero y se falseaban documentos para entregar los bebés a parejas extranjeras.

    El Gobierno de Sri Lanka ha admitido la existencia en el país de “granjas de niños” en los años ochenta destinados a la adopción internacional. Rajitha Senaratne, actual ministro de Sanidad, así lo ha reconocido en el programa Zembla, de la televisión holandesa, que ha tratado sobre la venta ilegal de bebés de dicho país. Según Zembla, que emite el documental este miércoles por la noche, es la primera vez que las autoridades esrilanquesas aceptan públicamente lo ocurrido. De los cerca de 11.000 pequeños así adoptados entre 1982 y 2000, llegaron a Holanda 4.000. Senaratne ha anunciado a su vez la apertura de una investigación sobre el asunto.

    En 1987, la sospecha de que hubiera una red de compraventa de niños paralizó temporalmente las adopciones internacionales en Sri Lanka. La investigación llevada a cabo por el programa televisivo indica la existencia de centros donde mujeres embarazadas y pobres, pero también parejas en apuros, tenían bebés para otros. A cambio, recibían un pequeño estipendio. Leer artículo completo

  • ACTIVIDADES ADOPTANTIS 2017 - 2018

    Actividades para padres

    Grupo de apoyo para padres con hijos adolescentes

    La adolescencia siempre es una etapa difícil, tanto para los hijos como para sus padres.

    La llegada de los hijos adoptivos a la adolescencia plantea, en ocasiones, retos difíciles de sobrellevar, que pueden poner en riesgo la continuidad de la convivencia familiar.

    Este grupo de apoyo para padres con hijos adolescentes intenta ser un espacio de reflexión e intercambio de experiencias para aquellos padres que desean comprender mejor a sus hijos, para los que se sienten "desbordados" y atravesando momentos de dificultad. Aún hay plazas disponibles

    Duración: Febrero 2018 – Junio 2018

    Inicio: Martes 27 de Febrero

    Frecuencia: Sesión mensual de dos horas de duración.

    Horario: Martes de 19 a 21 horas

    Inscripción individual sesión: € 20

    Inscripción pareja sesión: € 35

    Para mayor información, esperamos vuestras consultas en el 914 164 837 o en [email protected]

    DESAYUNOS DE LA ADOPCIÓN

    Tercer año del ciclo formativo Los Desayunos de la Adopción.

    Un espacio de reflexión e intercambio sobre los retos de la parentalidad adoptiva, para las familias que acompañan el crecimiento de sus hijos y para las que aún esperan su llegada. Su objetivo es facilitar, desde la cercanía y cordialidad que permite un grupo pequeño, el intercambio de inquietudes y experiencias.

    Talleres monográficos a cargo de la psicóloga Lila Parrondo, directora de Adoptantis.

    SÁBADO 17 DE MARZO CONDUCTAS DIFÍCILES QUE ALTERAN EL CLIMA FAMILIAR

    SÁBADO 14 DE ABRIL CUANDO LOS NIÑOS LLEGAN MAYORES

    SÁBADO 12 DE MAYO CONVIVIR CON UN ADOLESCENTE ADOPTADO

    SÁBADO 9 DE JUNIO ACOMPAÑAR LAS BÚSQUEDAS EN ADOPCIÓN

    LUGAR DE REALIZACIÓN:

    ADOPTANTIS Costa Rica, 36 Local Posterior - Metro Colombia - Madrid

    HORARIO:

    Sábados de 11 a 13 horas

    INSCRIPCIÓN PARA CADA SESIÓN FORMATIVA:

    Inscripción individual: € 20

    Inscripción pareja: € 35

    INFORMACIÓN Y RESERVA DE PLAZAS:

    Por correo [email protected]

    Telefónicamente: 914 164 837 o en [email protected]

    ADOPTANTIS ORIENTACIÓN Y APOYO TERAPÉUTICO

    ORIENTACIÓN Y APOYO TERAPÉUTICO PRESENCIAL

    Para orientar y apoyar a las familias Adoptantis cuenta con un equipo de psicólogos especializados en la temática adoptiva, brindando orientación, valoración y atención psicoterapéutica individual o grupal.

    A lo largo de su ciclo vital, la familia adoptiva puede necesitar orientación profesional:

  • En los momentos inciales para constrastar dudas que surgen frente a la inexperiencia; dificultades de vinculación; trastornos que pudiera presentar el niño como resultado de su estancia en una institución.

  • Orientaciones escolares por dificultades de apredizaje y/o conductuales.
  • Sobre la mejor manera de trasmitir la información sobre la condición de adoptado, tanto al niño como a las personas del entorno.
  • Frente a momentos de crisis de la familia: divorcios, fallecimientos, incorporación de nuevos hermanos.
  • Ante situaciones conflictivas motivadas por problemáticas de los hijos; dificultades de los padres; o ambas.
  • Cuando se presenten dudas e interrogantes frente a la búsqueda de orígenes.

    Para mayor información, esperamos vuestras consultas en el 914 164 837 o en [email protected]

  • CONSULTORÍA DE ORIENTACIÓN A PADRES ON LINE

    Adoptantis pone en marcha un nuevo servicio de orientación para las familias.

    Dudas, inquietudes, dificultades, necesidad de constrastar los avances en el proceso de integración familiar, orientación escolar, tienen ahora una nueva manera de encontrar respuestas a través del nuevo servicio de consultroría para padres online

    La lejanía de profesionales especializados en adopción ya no es una barrera para poder resolver las inquietudes de las familias.

    Desde casa, mediante el programa skype, padres y profesionales pueden crear un nuevo espacio de intercambio, reflexión y orientación.

    Para mayor información, esperamos vuestras consultas en el 914 164 837 o en [email protected]

    INTERNACIONAL

    Honduras

    Ley de Adopción busca proteger a los niños. Una iniciativa encaminada a modernizar la Ley de Adopción fue introducida en el Congreso Nacional de Honduras.

    La directora de la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), Loly Salas, dijo que la iniciativa busca evitar que muchos niños sean abandonados o que sean abortados o asesinados por la propia madre.

    Comentó que la mayoría de las solicitudes de adopción en Honduras han venido por muchos años de países extranjeros, sobre todo de Estados Unidos y de España.

    “Hemos logrado avanzar para poder ofrecer respuestas a las adopciones nacionales, ha crecido el interés de las familias hondureñas para adoptar niños y niñas y lo que se busca es aminorar los costos y los tiempos”, expresó.

    “Queremos elevar el nivel de responsabilidad materna y paterna, para enviar un mensaje de que la adopción no es un negocio y queremos evitar que Honduras se convierta en un paraíso para la venta o tráfico de niños”, apuntó.

    Además, dijo que se pretende ofrecer la mayor seguridad jurídica a las adopciones, pero sobretodo evitar que los niños sean abandonados y expuestos a condiciones de orfandad, que es una figura jurídica que ha sido estigmatizada.

    www.latribuna.hn

    Puerto Rico

    Puerto Rico aprueba la adopción por parte de parejas homosexuales

    Ricardo Rosselló Nevares, gobernador de Puerto Rico, firmó este 28 de enero la nueva Ley de Adopción del país, a través de la cual se busca agilizar el proceso de adopción de menores de erad, permite la adopción por parte de personas solteras y legaliza la adopción llevada a cabo por parejas conformadas por personas del mismo sexo.

    El proyecto, que es autoría de Carlos Méndez, presidente de la Cámara de Representantes, busca agilizar, uniformar y flexibilizar el proceso de adopción para las familias puertorriqueñas. Entre las propuestas de la ley, destaca la creación de un Sistema de Refugio Seguro, el cual posibilita que una mujer pueda entregar a un recién nacido a una institución hospitalaria sin que sea criminalizada y procesada por abandono.

    Méndez señaló que la firma de esta ley es un momento histórico, pues permitirá que los menores de edad sin hogar puedan tener una familia de manera más rápida, pues la propuesta presenta un nuevo sistema de localización de candidatos para realizar una adopción, proceso que no deberá tardar más de seis meses.

    La nueva ley flexibiliza la adopción, ya que reforma el Código Civil con las nuevas realidades jurídicas, pues permite que puedan adoptar parejas no casadas, parejas homosexuales y personas solteras (incluidas las homosexuales).

    “La adopción brinda una segunda oportunidad de vida a la niñez para que pueda crecer en un ambiente familiar. Mi aprecio y respeto particular al presidente de la Cámara, quien vivió este proceso personalmente y es vivo ejemplo de la necesidad de los cambios que convertimos hoy en ley”, indicó Rosselló Nevares.

    http://desastre.mx

    INFANCIA

    Una campaña mundial intenta acabar con los orfanatos

    Según UNICEF, hay 2.7 millones de niños que viven en este tipo de hogares

    Hay juguetes blandos en las camas y carteles en las paredes. No más de tres niños por habitación. Una de las niñas que vive en la casa de cuatro habitaciones habla ilusionada sobre recibir maquillaje por su cumpleaños.

    En esta casa comunitaria, en una calle arbolada de Bucarest, las pesadillas sobre los orfanatos de Rumanía parecen muy lejanas.

    Las historias de terror empezaron a conocerse poco después de la caída del dictador comunista Nicolae Ceausescu en 1989: espantosos relatos sobre miles de niños golpeados, malnutridos y humillados en abarrotados orfanatos gestionados por el estado.

    Hoy en día, el número de niños en orfanatos en Rumanía se ha desplomado de más de 100,000 a unos 7,000, con un objetivo de cerrar todas las viejas instalaciones para 2023.

    Legiones de niños han sido reunidos con sus familias, hospedados en viviendas de acogida o reubicados en alegres viviendas de estilo familiar gestionadas por personal cualificado, como la del sexto distrito de Bucarest.

    En todo el mundo se están llevando a cabo esfuerzos para sacar a los niños de los orfanatos. Bulgaria y las antiguas repúblicas soviéticas de Georgia y Moldavia han hecho avances. China dice que ahora puede atender a tres cuartas partes de sus huérfanos y niños abandonados a través de casas de acogida o adopciones. Ruanda pronto se convertirá en el primer país de África en eliminar los orfanatos.

    Es un objetivo que sigue siendo difícil en muchos otros países. En India abundan los orfanatos de gestión privada con una endeble regulación, y en Nepal y Haití gestores de orfanatos poco escrupulosos en ocasiones pagan a los padres para que entreguen a sus hijos y después se benefician de donaciones de extranjeros compasivos.

    Sin embargo, los grupos humanitarios que trabajan para acabar con estos grandes centros creen que la tendencia está a su favor.

    “Estamos casi al borde de conseguir un movimiento global para devolver los orfanatos a los libros de historia”, dijo la doctora Delia Pop, la directora rumana de activismo global para el grupo Homes for Children, con sede en Gran Bretaña y que ha trabajado para desmantelar orfanatos en 30 países.

    No hay una cifra precisa de cuántos niños viven en orfanatos. La última estimación de UNICEF es de 2.7 millones, pero la agencia indicó que muchos países no contabilizan adecuadamente a los menores en orfanatos de gestión privada.

    Sea cual sea el tipo de instalación, entre el 80 y el 90% de los niños que viven allí tienen al menos un progenitor vivo, según UNICEF.

    “La mayoría de las veces es la pobreza lo que divide a estas familias”, dijo Shannon Senefeld, de Catholic Relief Services. “Los padres creen que su hijo tendrá una forma de vida mejor si vive en un orfanato”.

    Sin embargo, la investigación apunta a que la vida en estas instituciones a menudo causa daños duraderos en los niños. Incluso los orfanatos bien gestionados suelen carecer del afecto que maximiza el potencial de un niño, y muchos exponen a los menores a abusos y explotación.

    A continuación, algunos ejemplos señalados de reformas al respecto:

    Europa del Este:

    Europa del Este, que fuera la región con la tasa más alta de niños en orfanatos, es ahora el epicentro del movimiento para vaciarlos.

    En Moldavia, el país más pobre de Europa, la población de orfanatos ha caído de 11,000 a 2,000 menores desde 2011. Una iniciativa similar en Georgia ha reducido el nombre de orfanatos estatales de 50 a 2, que ahora acogen a unos 75 niños en lugar de los 5,000 de 2005, según UNICEF.

    Bulgaria ha sido elogiada por centrar sus reformas en los menores discapacitados, buscando atención de estilo familiar para todos los que estaban en instituciones estatales. En total, la población en los orfanatos estatales del país ha caído de unos 7,500 en 2010 a menos de 1,200 hoy.

    En cuanto a los números, Rumania es la mayor historia de éxito de la región, especialmente considerando los malos tratos de la era Ceausescu. Agencias como Hope and Homes for Children han colocado a niños con familias de acogida o en viviendas más pequeñas donde pueden disfrutar de excursiones, fiestas de cumpleaños y una educación normal.

    Stefan Darabus, director regional de Hope and Homes, señaló que el próximo gran desafío de Rumanía es mantener juntas a las familias vulnerables, lo que beneficia a los niños y cuesta menos dinero al estado que internarlos en una institución.

    Asia:

    En China, los orfanatos acogen principalmente a niños abandonados por sus familias por problemas médicos graves.

    Las familias que enfrentan altos coste médicos, así como normas que durante años restringieron a uno, y ahora a dos, los hijos que pueden tener, sienten en ocasiones que no tienen más opción que abandonar a estos menores, especialmente si viven en zonas rurales pobres.

    Tras los reportes de bebés abandonados en campos, basureros e incluso tirados por retretes, China experimentó en 2011 abriendo “cápsulas para bebés” adosadas a los orfanatos para ofrecer a los padres desesperados un lugar seguro en el que dejar a los niños a los que no podían cuidar. Pero muchos programas se han abandonado desde entonces tras verse sobrepasados por cientos de niños.

    Las condiciones en los orfanatos han mejorado en la última década, aunque el financiamiento sigue siendo un desafío porque la mayoría de los niños requiere tratamiento médico especializado.

    China fomenta ahora la atención de esos niños en entornos familiares. Para finales del año pasado había 460,000 huérfanos y niños abandonados en China, de los que unos 373,000 fueron asignados a familias de acogida o adoptados, y 88,000 en orfanatos, según estadísticas del gobierno.

    África:

    En África, donde los servicios sociales escasean y millones de niños viven en la pobreza, el objetivo de Ruanda de eliminar los orfanatos llama la atención.

    La Comisión Nacional para los Niños dice que 3,323 menores vivían en orfanatos cuando comenzó el programa en 2012, y que todos salvo 235 han sido reunidos con sus parientes o ubicados con familias de acogida o adopción.

    El gobierno ha desplegado trabajadores sociales para ayudar a facilitar la transición a la vida fuera del orfanato, pero algunos dicen que el programa ha sido demasiado drástico. Se mencionan ejemplos de familias que no pueden alimentar a los niños que se les han devuelto y de jóvenes que salen de los orfanatos para terminar en la calle.

    Greenberg, de UNICEF, elogia los esfuerzos de Ruanda por cerrar los orfanatos, aunque reconoce los desafíos.

    “Cualquier demora en el cierre de estas instituciones es una violación fundamental de los derechos de los niños”, afirmó. “He visitado varios orfanatos. Eran el infierno en la tierra, y ningún niño debería pasar por ello”.

    The Associated Press

    www.elnuevodia.com

    ESPAÑA

    Respaldo autonómico a la lista única de adopción internacional

    Las familias podrán tramitar su expediente en cualquier punto de la geografía nacional, pagando las mismas tasas y contando con las mismas garantías

    El Gobierno y las comunidades autónomas han aprobado este jueves crear una lista única nacional de familias que estén interesadas en adoptar en el extranjero con la información que aporten las comunidades autónomas, que exigirán los mismos requisitos y costes para iniciar estos procedimientos.

    El Pleno del Consejo Territorial de Servicios Sociales y del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia ha abordado asimismo el mecanismo interterritorial de asignaciones, que permitirá que las familias que quieran acoger o adoptar a niños en situación de desamparo en España puedan ser localizadas y propuestas tan pronto el menor se incluya en el sistema de protección.

    Según ha explicado en rueda de prensa, la iniciativa cuenta con el respaldo autonómico. El reglamento, no obstante, tiene todavía que pasar por el Consejo de Estado y el Consejo de Ministros. La previsión es que vea la luz este semestre.

    E.P.

    www.abc.es

    Las adopciones internacionales siguen bajando y son menos que las nacionales

    En 2016 solo se registraron 567 y por primera vez desde hace 20 años se sitúan por debajo de las adopciones nacionales

    Las adopciones internacionales registran la cifra más baja desde que hay estadísticas. Han descendido un 90 % en la última década y la caída es tan fuerte que por primera vez están por debajo de las adopciones nacionales. En veinte años España ha adoptado a más de 54.000 menores en el extranjero. Solo 567 en 2016.

    Es la primera vez desde 1997 que hay más adopciones nacionales 696 que internacionales 567, según los últimos datos publicados del ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad correspondientes a 2016. Un número muy alejado del pico de los más de cinco mil de hace una década cuando España era el primer país de Europa y el segundo del mundo, por detrás de EE. UU. Este desplome es una tendencia global. Las causas las explica Benedicto García, presidente de la Coordinadora de Asociaciones de Adopción y Acogimiento. "Cada vez, por suerte, hay menos menores con necesidades de ser adoptados y en situación de abandono en los países de origen. La crisis económica no ha sido un factor determinante. Sí lo han sido las políticas de protección a la infancia de esos países que han cambiado y mejorado mucho. Además, están priorizando las adopciones nacionales y poniendo requisitos más estrictos".

    China, con condiciones muy restrictivas, ya no es el primer país de procedencia de los menores. Ha sido desbancado por Vietnam. Entre los cincos primeros figuran también Rusia, Filipinas y Colombia. Llama la atención, dentro de Europa, países de origen como Polonia, Hungría o Bulgaria. Recientemente se han cerrado por irregularidades las adopciones en Etiopía. El tiempo de espera para las familias se ha dilatado hasta los seis o incluso ocho años y el perfil de los niños ha cambiado: son mayores, grupos de hermanos y con alguna discapacidad o patología.

    Dos décadas después empiezan a aflorar algunos problemas que no se previeron cuando se dio boom de este fenómeno social: problemas sanitarios, conflictos de adaptación, fracasos y el deseo de los que ahora ya son jóvenes de conocer sus orígenes.

    Hay un 2 % de fracasos en la adopción, algunos estudios elevan incluso este porcentaje al 5 %. Casos en los que las administraciones tienen que asumir la tutela de los menores y los vuelve a incluir en el sistema de protección. Echando la vista atrás, Benedicto García señala que algunas familias no estaban suficientemente preparadas y formadas para la adopción. "O se está bien prepadado o la adopción es un fracaso" afirma. También se minimizaron las necesidades especiales con las que venían algunos niños y pone un ejemplo. " Hay cinco mil adopciones en Cataluña procedentes de Rusia y los países del Este y muchas de ellas con SAF, el síndrome de alcoholismo fetal. En su momento se llegó a decir que este problema era poca cosa, venial y se ha confirmado que es una enfermedad crónica con consecuencias muy importantes. Todo esto está apareciendo ahora y ni las familias ni las administraciones tienen recursos para gestionarlo".

    Tampoco hay recursos, añade, para empezar a gestionar la inquietud y el impulso de muchos menores adoptados que ya han llegado a la mayoría de edad o son adultos y quieren conocer a sus familias biológicas y buscar sus orígenes, algo a lo que tienen pleno derecho. Así que, concluye Benedicto García "lo que nos preocupa no es el descenso de las adopciones internacionales porque en el fondo es una buena noticia, sino solucionar todos estos problemas que estamos viendo y trabajar con cautela en cómo se deben realizar las adopciones porque los errores pasan después factura".

    Mariola Lourido

    http://cadenaser.com

    DE MADRES Y PADRES...

    Si los padres no castigamos, ¿qué hacemos?

    Ante conductas "retadoras", como tirar o romper cosas, el psicólogo Alberto Soler recomienda transmitir cuáles son las consecuencias: "Lo que se tira se recoge y lo que se rompe se arregla o se repone" . Todos los expertos consultados afirman que nunca se debe ignorar o abandonar a un niño ante una pataleta ni hacerle sentir rechazado o castigarle

    Disciplina positiva, educación respetuosa, crianza con apego... Desde diferentes corrientes educativas o de crianza crece el consenso en apostar por una educación alejada de imposiciones, coacciones, chantajes, gritos o castigos. Van quedando atrás el "si no te lo cenas te lo desayunas", el "porque lo digo yo" y, por supuesto, la zapatilla voladora. Pero en un día a día marcado muchas veces por las prisas y el estrés surgen las dudas. Sabemos lo que no deberíamos hacer, pero, ¿conocemos las alternativas frente al conflicto?

    Para el psicopedagogo y especialista en mediación de conflictos César de la Hoz, aunque no existe una guía ni una fórmula universal para educar bien o mal, gestionar las crisis con niños y adolescentes comienza por entender que "la educación es un proceso que empieza desde que el niño tiene un día". Por eso cree que es básico "anticiparse" en la medida de lo posible y trabajar de manera temprana en la definición de normas, roles y rutinas dentro de cada familia. Se trata de acompañar a los niños en su aprendizaje para que entiendan lo que puede o no elegirse y sepan, en general, "a qué atenerse" de manera que, de darse una situación de crisis, esta pueda afrontarse sin recurrir al castigo.

    A pesar de este ideal, de la Hoz cree que no hay que tener miedo a hablar de límites y, llegado el caso, de sanciones "entendidas siempre como la consecuencia de un acto o comportamiento inadecuado". Lo importante es, recalca, que no se recurra nunca a ellas como primera opción ni con el ánimo de hacer sufrir sino únicamente de manera puntual, razonada y muy definida y acotada en el tiempo para responder a una conducta o acción concreta que es importante cambiar, teniendo en cuenta siempre además el perfil del niño. "Los niños necesitan unos límites que tienen que ver con que vivimos en una sociedad en la que hay que tener en cuenta a los demás", afirma.

    En este sentido, Alberto Soler, psicólogo autor del libro Hijos y Padres Felices y del videoblog Píldoras de psicología, se refiere a los premios y castigos como fenómenos que forman parte de la naturaleza y, desde ese punto de vista inevitables –una sonrisa como refuerzo positivo, un enfado ante una mala conducta–. Ahora bien, prefiere hablar de las consecuencias concretas agradables o desagradables que se derivan naturalmente de una acción –si no comes tendrás hambre– o que un adulto propone desde la lógica –si pintas la pared, tendrás que ayudar a limpiarla–, no como castigo, sino como aprendizaje.

    Por ejemplo, ante conductas muchas veces tildadas de "retadoras" como tirar o romper cosas, lo más adecuado en su opinión sería transmitir cuáles son las consecuencias insistiendo en mensajes como: "Lo que se tira se recoge y lo que se rompe se arregla o se repone", siempre desde la naturalidad y teniendo en cuenta la edad y capacidad de comprensión del niño. En todo caso, como aclara Soler, "el objetivo no será nunca la revancha o que pague por lo que ha hecho, sino que aprenda progresivamente a asumir las consecuencias de sus actos".

    Por su parte, aunque cree que los límites son necesarios en aspectos como la seguridad, la salud o el bienestar de los niños y adolescentes, Tania García, directora de Edurespeta y autora de Guía para madres y padres imperfectos que entienden que sus hijos también lo son, cree que en demasiadas ocasiones estos se confunden con los castigos, o se utilizan las consecuencias como "castigos encubiertos". Es tajante. Para ella una educación respetuosa pasa por asumir que "si no vamos por ahí imponiendo consecuencias a nuestras parejas, a nuestros amigos o hermanos por sus acciones, a nuestros hijos tampoco deberíamos imponérselas".

    Conexión y acompañamiento emocional

    Aunque en materia de educación cada receta tenga sus propios ingredientes, hay uno en el que tanto García como Soler y De la Hoz, ponen especial énfasis: la necesidad de acompañar emocionalmente a los niños en las situaciones de crisis. Las rabietas son un buen ejemplo. Todos afirman que nunca se debe ignorar o abandonar a un niño ante una pataleta ni hacerle sentir rechazado o castigarle.

    Se trataría, más bien, de intentar estar presentes física y emocionalmente en el proceso, ofrecerles cariño y consuelo en la medida que lo acepten para que lleguen a un estado más receptivo y calmado desde el que entender o poder abordar lo ocurrido. Intentar, como afirma Soler, "que se sientan comprendidos y aceptados y, más allá o a pesar de su comportamiento concreto, transmitir el mensaje de que desaprobamos su conducta en este momento, pero les seguimos queriendo y aceptando".

    Para Tania García "cuando mejor acompañes emocionalmente, más amor profeses en ese momento y más paciencia tengas antes se les va a pasar", y critica que muchas veces ante las típicas rabietas o pataletas de los niños, "los padres estamos más pendientes de lo que opinan los demás que de lo que necesita el niño".

    Con todo esto tiene mucho que ver la empatía. También con entender que los niños tienen sus propias necesidades, preferencias y derechos, incluido el de negarse a algo o enfadarse y, más allá de eso, como afirma De la Hoz, asumir "que muchas veces, aunque nos empeñemos, no vamos a conseguir lo que pretendemos o que hay cosas que no van a cambiar por mucho que insistamos". Se trata, de alguna manera, de elegir las guerras que libramos como padres o educadores y no extralimitar, sobreproteger ni decir todo el rato a los niños lo que tienen que hacer ni hacerlo por ellos.

    Para De la Hoz, "estamos en una época de pautas y de modelos educativos y parece que siempre que el niño hace algo hay que darle una respuesta positiva o negativa, pero estar todo el día encima del niño no es bueno, y puede ser contraproducente porque, entre otras cosas, se acostumbrará a que cada cosa que haga tenga que tener la respuesta de otra persona".

    En un sentido similar, Soler se refiere a las malas contestaciones: "En la mayoría de casos es más útil la extinción que el castigo; ignorar estas respuestas -nunca al niño- hace que tiendan a disminuir en intensidad. Cuando las castigamos y cuanta más importancia les damos, más cumplen el objetivo inicial, que suele ser llamar la atención; el castigo, de hecho, puede incrementar esas respuestas actuando en realidad como recompensa".

    Desde dónde actuamos los mayores

    Más allá de las acciones concretas que llevemos a cabo como educadores, el tono y el lenguaje desde el que lo hacemos no son algo anecdótico ni superfluo. Mantener la calma y el cariño incluso cuando estamos sancionando una conducta es fundamental. Se trata de mantener activos el respeto y la amabilidad en la medida de lo posible, de no perder la calma y entender, como dice García, "que como mejor aprenden los niños es con el ejemplo y que no podemos exigir algo que no somos capaces de hacer".

    En este sentido, todos coinciden, por ejemplo, en que las conductas violentas no deben ser ignoradas y en la importancia de transmitir que la violencia nunca puede ser una respuesta válida; pero, para que el mensaje llegue, es fundamental no caer en actitudes violentas como apartar a nuestro hijo de un manotazo si pega a otro niño o gritarle... En opinión de García "a veces se nos olvida ser amables con nuestros hijos" y otras, que sus rabietas o sus respuestas no son algo personal sino "el reflejo de una necesidad por resolver".

    Sea como sea, si no encontramos la respuesta, siempre podemos volver a la pregunta inicial. Es precisamente lo que muchas veces en las escuelas de padres se propone plantear a los más pequeños ante una conducta inadecuada: ¿De cuántas otras formas crees que puedes hacerlo? Se trata de conseguir que sea el niño el que, a través de sus propios razonamiento y el acompañamiento y refuerzo de los padres o educadores, genere alternativas positivas que sustituyan a la conducta a evitar. "El problema muchas veces es que nos centramos en una conducta concreta o en que el niño haga lo que queremos y nos olvidamos de generar alternativas desde su punto de vista", que es lo que realmente sería efectivo y valioso a largo plazo, concluye De la Hoz.

    Clara Valmorisco

    www.eldiario.es

    Cómo evitar que el corte de pelo de tu hijo lo decida un juez

    Valencia estrena la figura del 'coordinador de parentalidad' dentro de una experiencia piloto para mediar en conflictos de parejas separadas. La iniciativa se puede aplicar de oficio y pretende evitar que las decisiones que afectan a los menores colapsen los juzgados

    «¿Cómo le cortamos el pelo al niño?». «La pequeña no se va contigo porque me la llevo yo de fin de semana». «Pues yo no pienso pagar las extraescolares, así que ya sabes...». «Colegio público». «¡No, colegio privado!». «¿No pensarás que el niño va a hacer la comunión?». España es el segundo país de la Unión Europea con mayor tasa de divorcios, por detrás de Portugal con una media de 400.000 al año. Los españoles se divorcian mucho y en la mesa de los juzgados se acumulan casos de familias rotas en las que todo se convierte en drama, hasta el más mínimo detalle.Los Juzgados de Familia reciben a diario escritos para dirimir el uso del móvil de los menores, la organización del banquete de la primera comunión y hasta conflictos como la caída de los dientes de leche. Los padres preguntan a los jueces si dejan salir a sus hijos, qué días y hasta a qué hora tienen que volver porque papá y mamá son incapaces de ponerse de acuerdo.

    Los cinco jueces de Familia de Valencia (cuatro más un refuerzo) han detectado unos 100 casos de parejas altamente conflictivas que se dedican a denunciarse entre sí y a cronificar los problemas. Son familias que arrastran graves conflictos parentales y que no consiguen llegar a puntos mínimos de entendimiento tras una ruptura sentimental.Para solucionarlo, Pedro Viguer, juez decano de Valencia desde 2007, ha puesto en marcha como experiencia piloto la figura del «coordinador de parentalidad», una ayuda para evitar que los menores sigan desfilando por el juzgado para ser escuchados y conseguir que los padres se den cuenta de que lo que se ha roto es la pareja y no la familia. Normalizar una relación tras una sentencia de divorcio es el típico caso por el que a un juez de Familia se le acumula el trabajo. «Si eres abogado, es el típico supuesto en el que te llaman un domingo cuando estás comiendo para denunciar que la ex ha llegado tarde».Desde el mes de mayo la figura del coordinador de parentalidad atiende estos asuntos en Valencia. Viguer ha aplicado una sentencia de la ex presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Maria Eugènia Alegret, para dotarse de un marco jurídico y ha desarrollado el sistema junto al personal del gabinete psicosocial del Instituto de Medicina Legal, un equipo de psicólogos y trabajadores sociales que financia la Conselleria de Justicia.

    El coordinador de parentalidad es un experto que debe normalizar y pacificar una relación matrimonial muy conflictiva, extremadamente traumática que afecta a menores. Acompaña a la familia desde que la sentencia de divorcio es firme y enseña habilidades parentales a los padres y madres para que dejen de denunciarse entre sí, retomen sus vidas y no frustren más a los hijos. Es un proceso alternativo de resolución de disputas que gira en torno a los menores para reducir los conflictos y facilitar que se cumpla el régimen de visitas con especialistas que construyen puentes entre los padres.

    Esta figura surgió en los años 90 en EEUU y la primera vez que se habló de ella en España fue en 2012, en una jornada de jueces y abogados de Familia. «Su gran ventaja es que la podemos acordar de oficio, sin que las familias tengan que dar su consentimiento», explica Pedro Viguer. El magistrado de la Audiencia de Barcelona Pascual Ortuño lo define como un «coach familiar». El coordinador de parentalidad está a mitad camino entre la mediación y el perito, pero es más perito que mediador. «Es una figura híbrida que puede adoptar ciertas decisiones, tiene carácter dinámico y está permanentemente en contacto con las familias», resume Pedro Viguer.

    ¿Cómo se ha aplicado la experiencia piloto?

    Los cinco jueces de Familia seleccionaron dos casos cada uno, diez en total. A la semana ya estaban derivados al gabinete y cuando pasó un tiempo me dijeron: 'Esto va como un tiro. ¡Han dejado de presentar escritos!'. A día de hoy los diez casos están en cumplimiento de sentencia.

    ¿Qué tipo de casos abordan?

    Cambios de colegio, tratamientos médicos, si les vacunan, si no... A qué médico los llevan. Tratamientos psicológicos, que si eso es una chorrada, que me va a costar una pasta... Todo es un conflicto.

    ¿Por qué se llega a estas situaciones?

    Muchas veces es simplemente por falta de habilidad parental. Hay padres que llevan años sin tener una relación con sus hijos y hacen cosas, sin mala intención, que demuestran una falta tremenda de habilidad parental.

    La experiencia piloto evidencia que las parejas que peor llevan la ruptura cuentan con mayores recursos económicos y se encuentran muchas veces sobreasistidas. No necesitan más abogados ni más mediadores, sino un profesional dinámico que les enseñe a resolver sus disputas. A veces solamente hay que aceptar que tu hijo quiera llevarse al perro cuando va a casa de tu ex.

    Juan Nieto

    www.elmundo.es

    ESCUELA

    El beneficio de que haya alumnos con distintas capacidades en el aula

    Ser conscientes de las dificultades de los demás, y tratar de que las diferencias de otros se comprendan y acepten, hace a los niños más tolerantes

    Cuando eres padre y tus hijos van bien en el colegio, es casi inevitable pensar que los que no van tan bien tienen un problema. Pero se tiende a creer que el problema es únicamente de esos niños y sus familias, pocas veces se considera un problema social, o un problema que afecte a todos como comunidad educativa que somos. E incluso en ocasiones se puede llegar a valorar positivamente que se aparte a esos niños del camino de los mejores, para que no les supongan un freno a sus competitivos resultados académicos.

    Personalmente, cuando hablo del sistema educativo, me gusta usar una imagen para representarlo: la fotografía de un embudo. El sistema exige a los alumnos pasar por el embudo. Ciertamente, algunos embudos tienen mucha capacidad, pero el orificio de salida es más bien pequeño. El sistema alberga a muchos estudiantes, la diversidad está garantizada de por sí, pero solo unos cuantos pasan por el embudo. Un gran porcentaje se queda arremolinado en la parte superior porque no pasan por el agujero.

    Como padres de “buenos estudiantes”, el que otros no salgan adelante, nos podría importar bien poco. A algunos padres les puede costar creer que entre esos niños que se arremolinan en el embudo hay chicos y chicas con un potencial muy valioso, que no son estúpidos, ni están predestinados al fracaso. Esos niños se merecen las mismas oportunidades que los demás, pero para que de verdad las tengan, hay que atenderlos correctamente. Habría que aceptarlos como son y creer en ellos, en su inclusión en la sociedad.

    En palabras más técnicas, a esos estudiantes que no pasan por el embudo, se les conoce con unas siglas: Alumnos Con Necesidades Educativas Especiales (ACNEE) y Alumnos con Necesidad Específica de Apoyo Educativo (ACNEAE). Me atrevería a decir que la mayoría de los padres no han escuchado jamás estas siglas, a menos claro, que afecte a sus hijos.

    Dentro de estas definiciones estarían aquellos casos de niños que tienen alguna dificultad específica del aprendizaje, padecen Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), que se han incorporado tarde al sistema educativo, o incluso niños con Altas Capacidades Intelectuales (sobredotación, superdotación o como lo queramos llamar). También los que necesiten apoyo y atención específica por sufrir trastornos graves de conducta o discapacidad. Incluye pues a los afectados por dislexia, discalculia, autismo, Asperger discapacidad visual, intelectual, auditiva, física, etc.

    Cuando mis hijos empezaron a ir al colegio, me sorprendió cuando me dijeron que había niños que salían del aula para ir a la clase de PT, otra sigla que no sabía qué significaba. Ahora sé que significa Psicopedagogía Terapéutica, y a veces también va acompañada de las siglas AL, Audición y Lenguaje. Entonces no sabía qué significaba todo eso, qué implicaciones podría tener, ni por qué se hacía. Con tal desconocimiento, difícilmente pueden las familias de los “buenos estudiantes” que pasan por el embudo, sentir algún tipo de empatía por los niños ACNEE o ACNEAE. Más bien, solo pueden seguir pensando que tendrán algún problema que deberán resolver ellos mismos. Y si encima el niño presenta algún comportamiento disruptivo, entonces ya el rechazo hacia él o ella estará prácticamente garantizado.

    La solución a todo ese gran conjunto de casos especiales es la Educación Inclusiva. La UNESCO define la Educación Inclusiva como “un proceso orientado a responder la diversidad de los estudiantes”. Y está relacionado con “la presencia, la participación y los logros de todos los alumnos”. Supone ofrecer una educación común para todo el alumnado que reconozca, valore y se ajuste a las características de cada uno de ellos, tratando de evitar así una escuela segregadora. Así dicho, suena a utopía. Los alumnos con necesidad de apoyo en una escuela inclusiva no salen del aula para ser atendidos, o lo hacen en las mínimas ocasiones posibles, ya que las metodologías usadas son tales que favorecen el aprendizaje de todos los estudiantes, tengan o no necesidades educativas.

    Muchas familias que tienen hijos con necesidades educativas especiales se informan, se documentan, se preocupan, se implican y participan más activamente de la educación de sus hijos, y son por tanto más sensibles a la necesidad de mejorar el sistema y de innovar. Una de las grandes innovaciones en el ámbito educativo es precisamente la inclusión educativa. Sin embargo, aún mucha gente asocia innovación educativa exclusivamente al uso de las TIC en las aulas, cuando eso es solo uno de los muchos ámbitos de actuación de la innovación.

    Las pizarras digitales, las tabletas, los móviles o los ordenadores creo que forman parte de la transformación digital de las escuelas, también necesaria, pero no son ni mucho menos la única innovación que necesita la educación. Pero, así como vender la idea de que usar un ordenador va a beneficiar a un “buen estudiante” es sencilla, vender la idea de que un aula inclusiva va a beneficiarle es complicado. ¿En qué puede beneficiar a un estudiante sin necesidades educativas que sus compañeros con TDAH, dislexia, discapacidad auditiva, autismo o altas capacidades intelectuales, por citar algunos, sean atendidos en el aula en vez de ser segregados a un aula aparte? ¿En qué beneficia la diversidad en el aula a un estudiante modélico?

    Desde hace años, en verano, llevo a mis hijos a clases de natación. Casi todos los veranos que han estado en esas clases, han coincidido con algún compañero con síndrome de Down. Creo que ha sido la única oportunidad en sus vidas que han tenido de compartir un tiempo con niños con esta característica. Estoy segura de que ese ratito junto a ellos les ayuda a aceptarlos y conocerlos un poco mejor. Para mí el beneficio está claro, puesto que la diversidad enriquece a las personas, nos hace más tolerantes, más comprensivos, más abiertos. Convivir de manera activa con niños con características diferentes es una experiencia que no se aprende en un libro de texto o una pizarra digital.

    Ser conscientes de las dificultades de los demás, y tratar de que las diferencias de otros se comprendan y acepten, hace a los niños más tolerantes, más abiertos, colaborativos y empáticos. Creo que es una educación mucho más humana, tal vez a los niños se les olvide la historia o las naturales, pero los aprendizajes derivados de una convivencia normal con otros niños con necesidades diferentes, seguro que son aprendizajes que perduran a lo largo de sus vidas.

    Eva Bailén

    De mamas & de papas

    https://elpais.com

    REFLEXIONES

    No pudieron vivir sin las caricias

    Durante el siglo XIX, más de la mitad de los lactantes recluidos en las inclusas morían durante su primer año de vida de una afección denominada marasmo, palabra de origen griego que significa «consunción». La enfermedad también se conocía como debilidad o atrofia infantil.

    En fecha tan tardía como la segunda década del siglo XX, la tasa de mortalidad en los lactantes menores de 1 año en diferentes inclusas de Estados Unidos era casi del cien por cien. En su informe de 1915 sobre las instituciones infantiles de diez ciudades distintas, el doctor Henry Dwight Chapin, distinguido pediatra de Nueva York, hizo la asombrosa declaración de que en todas las instituciones, excepto en una, todos los niños menores de 2 años fallecían.

    Durante la reunión que la Sociedad Americana de Pediatría celebró en Filadelfia, los distintos participantes en la discusión sobre el informe del doctor Chapin corroboraron los descubrimientos de éste a partir de sus propias experiencias. El doctor R. Hamil señaló, con lúgubre ironía: «Tuve el honor de estar relacionado con una institución de esta ciudad de Filadelfia cuya mortalidad entre los menores de 1 año, cuando la institución los admitía y retenía durante cierto tiempo, era del cien por cien». El doctor R. T. Southworth añadió: «Puedo ofrecer el ejemplo de una institución de la ciudad de Nueva York, que ya no existe, donde, a raíz de la muy considerable mortalidad entre los lactantes admitidos, se acostumbraba a anotar en la ficha de ingreso que la condición del niño era la de desahuciado y así cubrirse las espaldas por lo que pudiese pasar». Finalmente, el doctor J. M. Knox describió un estudio que había realizado en Baltimore: de los doscientos niños admitidos en distintas instituciones, casi el 90 % falleció a lo largo de un año. El 10 % superviviente, afirmó, consiguió sobrevivir porque salía de las instituciones durante breves períodos bajo la tutela de padres adoptivos o parientes.

    Tras reconocer la aridez emocional de las instituciones infantiles, el doctor Chapin introdujo el sistema de alojar a los bebés en los hogares de padres adoptivos, en lugar de dejarlos en los osarios que eran las instituciones públicas. No obstante, fue el doctor Fritz Talbot de Boston quien importó de Alemania, país que había visitado antes de la Primera Guerra Mundial, la idea de «Ternura, Cariño», no tanto en palabras como en la práctica.

    Durante su estancia en Alemania, el doctor Talbot visitó la clínica infantil de Dusseldorf; el doctor Arthur Schlossmann, el director del centro, le mostró los pabellones. Éstos estaban pulcros y ordenados, pero lo que despertó la curiosidad del doctor Talbot fué una anciana obesa que llevaba un bebé diminuto en la cadera. «¿Quién es?», preguntó el doctor Talbot, y el doctor Schlossmann replicó: «Oh, ella. Es la Vieja Anna. Cuando hemos hecho todo lo médicamente posible por un bebé y sigue sin mejorar, recurrimos a la Vieja Anna, que nunca falla».

    Sin embargo, toda Norteamérica se hallaba bajo la influencia de las dogmáticas enseñanzas de Luther Emmett Holt sénior, profesor de Pediatría en la Policlínica de Nueva York y en la Universidad de Columbia. Holt fue el autor de un folleto, The Core and Feeding of Children, que se publicó por primera vez en 1894 y se hallaba en su quinceava edición en 1935. Durante su prolongado reinado, se convirtió en la autoridad suprema del tema, algo similar a lo que sería el «doctor Spock» en la década de 1960. En este folleto el doctor Holt recomendaba la abolición de la cuna-mecedora, no tomar en brazos al bebé cuando lloraba, alimentarlo a horas predeterminadas, no mimarlo con demasiado contacto físico y, aunque la lactancia materna era el régimen de elección, no descartaba el biberón. Ante esto, la idea de aplicar cuidados tiernos y cariñosos se habría considerado «muy poco científica», por lo que ni siquiera se mencionó, aunque, como hemos visto, en lugares como la clínica infantil de Dusseldorf ya había recibido cierto reconocimiento en fecha tan temprana como la primera década del siglo XX.

    Pero no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se llevaron a cabo estudios para hallar la causa del marasmo, cuando se descubrió su considerable frecuencia entre niños de las «mejores» familias, en hospitales e instituciones, entre lactantes que supuestamente recibían la «mejor» y más esmerada atención física. Se hizo aparente que los bebés de los hogares más pobres, con una buena madre, solían superar las desventajas físicas y medrar a pesar de las escasas condiciones higiénicas. Lo que faltaba en el entorno esterilizado de los bebés de clase alta y recibían generosamente los de clases inferiores era amor materno. Tras reconocerlo a finales de la década de 1920, varios hospitales pediátricos empezaron a introducir un régimen regular de cuidados maternales en sus pabellones. El doctor J. Brenne-mann, que durante cierto tiempo había trabajado en una anticuada inclusa donde «la mortalidad se acercaba más al 100% que al 50 %», estableció en su hospital la regla de que debía cogerse a los bebés en brazos, pasear con ellos y ofrecerles cuidados maternales varias veces al día.

    En el Hospital Bellevue de Nueva York, donde se instituyeron estos cuidados maternos en los pabellones pediátricos, las tasas de mortalidad de los lactantes menores de 1 año pasaron del 30-35 % a menos del 10 % en 1938.

    Se descubrió que, para prosperar, el niño necesitaba que lo tomasen en brazos, lo pasearan, lo acariciaran, abrazaran y arrullaran, incluso aunque no se le amamantase. Son el contacto, los abrazos, las caricias, los cuidados lo que aquí se pretende resaltar, porque parece que, incluso en ausencia de poco más, son las experiencias tranquilizadoras básicas que el lactante debe disfrutar para sobrevivir de forma saludable. La privación sensorial extrema en otros aspectos, como la luz y el sonido, pueden sobrellevarse, siempre y cuando se mantengan las experiencias sensoriales cutáneas.

    Todos los niños fallecieron

    Se ha documentado que el emperador de Alemania Federico II (1194-1250), denominado en su época stupormundi («asombro del mundo»), aunque sus enemigos se referían a él en términos menos favorecedores, quería descubrir qué lengua usarían y cómo hablarían los niños si se criaran sin hablar con nadie. Así que ordenó a madres adoptivas y nodrizas que amamantaran y aseasen a los niños pero que no les hablasen, pues el emperador quería saber si las criaturas hablarían en lengua hebrea, la más antigua, o en griego, latín o árabe, o quizás en la lengua de sus progenitores. Pero fue una labor vana, ya que todos los niños fallecieron; no pudieron vivir sin las caricias, los alegres rostros y las palabras cariñosas de sus madres adoptivas. Por este motivo, las denominadas «canciones de cuna» que las mujeres cantan a los pequeños para que se duerman, son imprescindibles para que el sueño del niño sea reparador.

    Y así lo describen las palabras de Salimbene, historiador del siglo XIII: «No pudieron vivir sin las caricias…» Esta observación es el primer comentario conocido sobre lo esencial del contacto y la estimulación cutánea para el desarrollo del niño. Sin duda, el conocimiento de la importancia de las caricias para el niño es incluso muy anterior.

    Como ha escrito el doctor Harry Bakwin, uno de los primeros pediatras que reconoció la importancia de ofrecer cuidados maternales a los niños en los hospitales: «En el joven bebé, las sensaciones táctiles y cinestésicas parecen las más importantes. Los lactantes se tranquilizan de inmediato cuando se les acaricia y se les da calor, mientras que lloran en respuesta a estímulos dolorosos y ante el frío.”.

    Ashley Montagú

    Extraído del libro “El tacto. La importancia de la piel en las relaciones humanas”

    http://saludmentalperinatal.es

    Cambios y consecuencias

    Una adopción implica muchos cambios para las principales personas interesadas, los adoptados. El lugar donde viven, la familia, los usos y costumbres, la nacionalidad, la filiación, el sabor de lo que comen, las canciones con las que se duermen, la ropa que llevan, sus apellidos, el idioma en el que piensan, la religión en la que serían criados… algunas son inevitables, o difícilmente evitables, pero otras son optativas: forman parte del privilegio de los padres y las madres que adoptamos.

    Pienso en cosas como el nombre o el lugar de nacimiento en la documentación, que se puede optar por mantener o por cambiar.

    Cuando te empiezas a plantear la adopción, y preguntas e investigas sobre la conveniencia o no de hacer este tipo de cambios, obtienes respuestas dispares. Igual te dicen que hay que mantener el nombre “porque ya pierden bastantes cosas” como que “ponerles un nombre es una forma de ahijarlos”… Que mantenerlo es una muestra de respeto o que darle un nombre, una muestra de interés y cariño. Supongo que al final te quedas con lo que te dé una excusa para mantener tu postura.

    Entre los argumentos para cambiar el nombre y el lugar de nacimiento están, inevitablemente, los que hablan de racismo, discriminación y hacer la vida más fácil.

    Pero, ¿sufrirían menos racismo y xenofobia si en vez de Addis Abeba pusiera Barcelona? ¿Los “inmigrantes de segunda generación” sufren menos discriminación? ¿Las familias inmigrantes no llaman Jordi a sus hijos?

    ¿No es mejor luchar para terminar con una discriminación como esta – y visibilizarla y denunciarla con la fuerza que da nuestro privilegio blanco – que cambiarles el lugar de nacimiento y el nombre y no preocuparnos de que otros niños sufran esa discriminación?

    ¿Cómo les protegemos más: blanqueando/españolizando su lugar de nacimiento y su nombre o manteniendo los originales? ¿Visibilizando o disimulando el hecho de que son adoptados?

    El que es racista, rechaza al inquilino o empleado por el nombre o el lugar de nacimiento…. o lo hace por el color de piel cuando conoce al Jordi de Barcelona negro. Y si es así, ver a un racista antes o verle cuando lo es de una forma más sutil, también es una forma de protegernos… ¿Lo que hacemos para protegerles quizás sirve para algunas cosas pero les hace más vulnerables en otros sentidos? ¿A veces, queriendo proteger, desprotegemos?

    ¿Qué mensaje les transmitimos cuando les decimos que es más seguro para ellos ser “menos africanos”, “menos musulmanes”- y qué mensaje les transmitimos si no cambiamos estas cosas y les dejamos más expuestos?

    No dejo de darle vueltas a la contradicción que supone elegir adoptar a niños negros, con nombre Vietnamita, nacidos en Cali, en un lugar donde la religión es omnipresente… para cambiar este nombre, lugar de nacimiento, vivencia de la religión. Contradicciones en las que todos caemos y que gestionamos como podemos.

    Y sabiendo siempre que, tomemos las decisiones que tomemos, toca reflexionar sobre ellas, antes, durante y después.

    https://madredemarte.wordpress.com

    TESTIMONIOS

    "Somos todos iguales y todos diferentes”

    A los ocho años, Manarekha aún tiene problemas para hablar y contar. Un retraso cognitivo que no siempre es fácil de manejar para su familia adoptiva. Sin embargo, la escuela también colabora. Retrato de una niña especial.

    “¿Vemos quién termina primero su leche?” Con los ojos aún adormilados, Manarekha mira a su padre. “Apúrate, el autobús está por llegar. Un último traguito y a lavarte los dientes”. Son las 7:00 de la mañana y la familia Di Constantino- Laudi está reunido para desayunar en su casa de Vacallo, una ciudad cercana a Italia. Ahí están Babita, la madre; el padre, Massimo, la hija adolescente, Iris y la pequeña Manarekha.

    Ocho años, la mirada vivaz, Manarekha mueve inquietamente sus piernas por debajo de la mesa mientras intenta llamar la atención con sus manos. “Voy a la escuela en autobús. Primero el cinturón. Luego la música. ¡Belloooo!”. Su voz es melodiosa pero el hilo de las palabras se embrolla. “A veces tenemos que ser un poco creativos para entender lo que quiere decirnos”, explica la madre.

    Monny, como la llama la familia, tiene un retraso cognitivo. “No hay un diagnóstico real. Solo sabemos que nuestra hija aprende más lentamente que los niños de su edad y que necesita un apoyo escolar específico”.

    Un apoyo que Manarekha encontró en la escuela especial de Stabio, una comuna situada a unos diez kilómetros de distancia y que este año lanzó un proyecto piloto de “clase de acogida”. Ocho niños con dificultades de aprendizaje la frecuentan y, según sus posibilidades, siguen los cursos con alumnos de primer grado. Una experiencia que los padres juzgan positiva. “Es bueno saber que tiene maestros que la siguen específicamente y al mismo tiempo tiene contacto constante con otros niños”, dice Babita. “También porque desde que se convirtió en parte de nuestra familia, Manarekha no ha hecho sino progresar”.

    De India a Suiza y de retorno

    Nacida en el sudeste de India, Manarekha llegó a Suiza en el verano de 2015, luego de un proceso de adopción que duró casi cinco años. Babita todavía recuerda la emoción del primer encuentro: la miseria del Instituto, los rostros llenos de esperanza en las ventanas, y una niña que brincaba sin descanso en el balcón. “La describieron como una niña normal y tranquila, sin dificultades particulares, pero inmediatamente nos dimos cuenta de que algo andaba mal”. En ese rincón perdido del sudeste de la India, la alegría dejo espacio al asombro y el asombro a la inquietud.

    El proyecto de adopción, Babita y Massimo lo cultivaron desde su primer encuentro. “Yo también fui adoptada en India”, cuenta Babita. Tuve la suerte de crecer aquí en el Tesino, de estudiar y tener una vida feliz. Siempre me pareció justo ofrecer esa oportunidad a otros”.

    Para Babita, el viaje a la India tiene también otro significado. A pocos kilómetros del instituto de Manarekha se encuentra el orfanato donde creció. La familia decide visitarlo y con gran emoción Babita encuentra su nombre en un antiguo registro. “Padres: desconocidos. Destino: Suiza”. Para esta mujer menuda, que revela una gran fuerza interior, es un círculo que se cierra, mientras que otro está a punto de abrirse.

    Los primeros meses de Manarekha en Suiza, sin embargo, fueron duros para la familia. La niña se rebela, patea, muerde, grita, casi como “un animalito enjaulado”. Y rechaza a Iris, la hermana mayor, de 14 años. “No aceptaba mi presencia y se enojaba cuando abrazaba a mamá”. En voz baja, Iris continúa no sin cierta incomodidad: “Me sentía excluida de mi propia familia y no fue algo fácil de aceptar, también porque me había imaginado un comienzo diferente. Solo veía el lado negativo, pero últimamente podemos comunicarnos mejor”.

    En una escuela especial

    Los padres de Manarekha no advirtieron de inmediato las dificultades cognitivas de su hija. Su infancia había estado marcada por la privación y la violencia, lo que no figura en ningún dossier, y que Manarekha fue narrando a su familia poco a poco. Eso permitió construir una imagen más clara. “Vivía en la calle con otros niños, no tenía suficiente para comer y su cuerpo todavía muestra signos de violencia”, señala Babita.

    Un año después de su llegada a Suiza, Manarekha es inscrita en el primer grado de la escuela de Vacallo, junto con otros niños del lugar. Su italiano es insuficiente y le resulta difícil concentrarse. Por la noche, en su casa, pide con insistencia a su padre que la ayude con la tarea. “Decía todo el tiempo que no sabía hacer nada. Pero puso mucho empeño. Es fuerte”, subraya Massimo.

    Siguiendo el consejo del maestro y del director de la escuela, Manarekha es sometido a una prueba cognitiva. El resultado es claro: A sus ocho años, Monny tiene las habilidades de una niña de cuatro o cinco. “Nos propusieron inscribirla en una escuela especial. Esperaban una reacción violenta, pero mantuvimos la calma y escuchamos atentamente la propuesta. Fue casi un alivio saber que alguien estaba dispuesto a ayudar a nuestra hija”.

    Pionero en Suiza, desde hace más de cuarenta años, el cantón del Tesino ha hecho una prioridad de la integración de los alumnos con dificultades de aprendizaje, influenciado también por la experiencia incluyente de la vecina Italia. El proyecto lanzado este año en Stabio, la escuela que frecuenta Manarekha, va más allá, lo que permite un intercambio real entre los niños y una enseñanza que se centra en el potencial de cada uno.

    Una batalla cotidiana

    Pero la mirada de la sociedad no siempre es tierna con aquellos que son diferentes. Iris es muy consciente de ello, ya que regularmente se ve confrontada a los comentarios despiadados de sus compañeros adolescentes sobre los niños que asisten a la escuela especial vecina a la suya. “Para mí no es un problema decir que mi hermana está en una clase especial. Pero evito decirlo por mi propia voluntad. La gente no sabe bien lo que es, piensan que son niños extraños ...”.

    Extraños no, pero sí diferentes, porque como dice la colorida inscripción que se lee en el aula de Manarekha, “somos todos iguales y todos diferentes”. Y un proyecto como el de Stabio es un primer paso para que los niños del mañana tomen un poco más de conciencia al respecto.

    La familia Di Costantino - Laudi ha decidido no pensar demasiado en el mañana. El presente está lleno de eventos inesperados, con pequeños y grandes obstáculos que superar. Lo que importa ahora es que Manarekha pueda adquirir una cierta independencia para ayudarla a enfrentar la vida que se abre delante de ella.

    Stefania Summermatter y Ester Unterfinger

    Traducido del italiano por Marcela Águila Rubín

    www.swissinfo.ch

    DE BÚSQUEDAS Y ENCUENTROS

    Las hijas de Tina, de Las Grecas, se reencuentran: «Es de admirar que siguiera adelante con sus embarazos»

    La historia de las mellizas Marta y María Hidalgo Gil es «una bendición», en palabras de la primera. Un relato de amor y dolor cerrado con un bello final. Para entenderlo, cabe remontarse a la década de los 70, cuando las hermanas Carmela y Edelina «Tina» Muñoz Barrull, gitanas criadas en la barriada madrileña de San Blas, fueron lanzadas al olimpo musical español como Las Grecas, con su gipsy-rock como bandera.

    En 1975, en la cima del éxito, Tina dio a luz a Saray Muñoz Barrull, su primogénita, fruto de una relación con un hombre de raza gitana. En 1979, cuando el fenómeno Las Grecas agonizaba y Carmela y Tina ya estaban en camino de convertirse en un juguete roto, nació Tamara, la segunda hija de Tina -a quien también dio sus apellidos- y de un venezolano. Poco después, el dúo se disolvía y Tina enfermó.

    Aún así, en 1981 volvió a quedarse embarazada del venezolano y vinieron al mundo las mellizas Tania y Siria -en la actualidad, las mencionadas Marta y María-, quienes a los pocos días de nacer fueron dadas en acogida a una casa cuna. Y en 1986 llegó Alba, la quinta hija de Tina, fruto de su relación con un iraní quien, al parecer, fue el gran amor de su vida. Alba fue adoptada y pasó a llamarse Begoña.

    Tina Muñoz Barrull falleció por el virus del sida el 30 de enero de 1995, en un centro de asistencia social de Aranjuez. Tenía 38 años. Sus dos hijas mayores, Saray y Tamara, se habían criado en ciudades separadas con sus abuelos, Felicitas y Gerardo. Hasta 1983, Tina acudió regularmente con ellas a visitar a las mellizas en el centro de acogida. Pero en 1984, las pequeñas fueron dadas en adopción a una familia de Valencia y Tina les perdió el rastro.

    Una partida de bautismo

    En unos días se cumplirán 23 años de la muerte de Tina y ABC se ha reunido con Marta (Tania) en Zaragoza, donde reside desde hace tres años. «Mi hermana y yo sabíamos la raza de la que proveníamos -cuenta-. También, que nuestra madre enfermó y falleció. Nunca quisimos sacarles el tema a nuestros padres (adoptivos), porque sabíamos lo mucho que les costaba». El pasado año, su melliza María (Siria) solicitó su partida de bautismo para casarse y, gracias a esos documentos, descubrieron su identidad original al conocer los apellidos con los que fueron registradas: Muñoz Barrull. «Después de la boda de mi hermana, hablé con mi padre y esa misma tarde me puse a buscar por Google. Tina nos había reconocido con sus apellidos y en las búsquedas no paraban de salir Las Grecas. Lo que leí coincidía mucho con la historia que habían contado mis padres. Y al ver una foto de Tina, me di cuenta del tremendo parecido de María con ella. Cerré el ordenador de golpe».

    Su hermana María contactó con Saray, la mayor, a través de Facebook: «No sabes quién soy, pero tengo una melliza y quisiéramos saber si estáis las hermanas completas», le escribió. Saray le respondió diciendo que les «faltaban dos y que eran mellizas». Todo cuadraba, así que quedaron en verse en Madrid el 16 de noviembre de 2017. Ese día Saray, que es cantaora, había organizado un homenaje en memoria de Tina. «Está todo muy reciente, pero como la necesidad y los años de búsqueda han sido tan intensos, en la misma proporción está el nivel de aceptación», cuenta Marta, quien recuerda el reencuentro con sus hermanas como un momento «complicado». «No sabía qué tipo de personas me iba a encontrar en el homenaje a Tina, pero lo que conocí superó mis expectativas». Allí estaban Saray y Tamara -a Begoña (antaño Alba) la conocerían más tarde-. Su tía Carmela, la otra pata de Las Grecas, las recibió con los brazos abiertos. «Mis hermanas son amorosisímas. Algunos familiares lloraban y no entendíamos por qué, ¡si no nos conocían! Pero ellos nunca nos habían olvidado».

    Marta recuerda que se sintió «como en otra dimensión». Fue entonces cuando tomó verdadera conciencia de su origen, cuando comprendió la energía que fluye entre ella y su hermana María cada vez que cogen sus guitarras y se ponen a cantar: «Eso se lleva en la sangre».

    ¿Conocía la dramática historia de su madre y por qué murió? «Todo el mundo sabe quién era Tina de Las Grecas y lo que le ocurrió. Pero a las personas que están descansando hay que dejarlas descansar», responde tajante. «Y destaco algo muy positivo. Se puede pensar que tuvo embarazos a lo loco, pero hay que admirar que siguiera adelante con ellos. Desde arriba tiene que estar feliz, porque ha demostrado al mundo que aunque no fueron actos sensatos, sí fueron actos de amor y de valor. Y este es su mayor legado. Tina ahora vive en el corazón de cada una de sus hijas. Este reencuentro entre nosotras es un regalo de Dios y tiene que estar orgullosa. Las cinco estamos en una edad madura y somos capaces de entablar relaciones respetuosas y amorosas».

    El deseo de saber

    Desde su reencuentro, las hijas de Tina mantienen contacto a diario a través de Whatsapp. A todas ellas Marta les consultó si debía acceder a esta entrevista con ABC. «Les ha parecido bien. Nuestra historia ha tenido un final feliz y es bonito compartirla, sensibilizar y dar fuerza a todos aquellos que sientan el ansia y el anhelo de conocer a su familia biológica y de descubrir cuáles son sus orígenes, porque eso te completa como persona».

    Marta aprovecha que tiene su teléfono a mano para buscar una foto. Es en blanco y negro y fue tomada en 1982, en la casa cuna de acogida. En ella se puede ver a las mellizas con seis meses de vida sobre el regazo de Tina. A su lado están Saray, con 6 años, y Tamara, con 2. «El momento más complicado fue cuando vi esta fotografía. Mi hermana María y yo teníamos imágenes a partir de los 3 años, cuando nuestros padres nos adoptaron. Antes, cuando éramos bebés, es un espacio en blanco».

    ¿Y sus padres, como lo llevan? «Somos lo que somos gracias a ellos. Nos lo han dado todo y, sobre todo, nos han dado amor. Y nosotras les queremos muchísimo. Estamos luchando para que todo siga con naturalidad. Porque no se trata de ninguna sustitución, sino de una ampliación». Ahora, las hijas de Tina Muñoz Barrull ya pueden cerrar el círculo, digerir el dolor y «disfrutar de lo bonito de tener dos familias».

    Angie Calero

    www.abc.es

    La dieron por muerta cuando nació para darla a otra familia, a los 38 años se encontró con sus hermanos y sobrinos

    La tarde en la que a Soledad Carrillo Piñero (40) le contaron que era adoptada aún perdura bien grabada en su memoria. Tenía 5 años. Sus padres la llevaron a una plaza, ella comía un helado mientras disfrutaba jugando en una de las hamacas. A unos metros, sentada en un banco, se encontraba su mamá, un tanto nerviosa y angustiada. "Mirá, nosotros somos tu papá y tu mama y te queremos mucho, pero no sos hijita nuestra, nosotros te recibimos y te amamos", le dijo su papá. Soledad cuenta que a partir de ese momento no se volvió a mencionar el tema en su casa, aunque reconoce que tuvo dos o tres intentos de querer indagar un poco sobre sus orígenes, pero su padre siempre se mostró reacio.

    Durante su adolescencia comenzó a hacerse preguntas y como las respuestas que buscaba no las encontraba en su hogar, en 1990 decidió visitar la sede de Abuelas de Plaza de Mayo ubicada en Córdoba Capital, su lugar de nacimiento y donde aún sigue viviendo. Por su edad, pensaba que tranquilamente podía haber sido hija de desaparecidos. Se realizó el ADN y a los pocos días el resultado dio negativo. Muy dulcemente, una de las abuelas le explicó que posiblemente iba a tener que recorrer un largo camino ya que no todas las familias de los desaparecidos habían donado su sangre para cotejarlo con aquellos que reclamaban su verdadera identidad. Esa tarde se sintió mal, tenía muchas expectativas, pero decidió bajar los brazos y por muchos años no volvió a indagar sobre el tema.

    "Hermanos y hermanas del alma"

    Con Emanuel habían sido amigos desde hacía 15 años. Hasta habían convivido bajo el mismo techo donde cada uno pagaba sus gastos. De hecho, él había estado muy presente en los momentos de mayor frustración cuando no lograba hallar las respuestas que buscaba. Pasó el tiempo y esa amistad se fue transformando en amor. Se pusieron de novios y más tarde quedó embarazada. Fue ahí que Soledad comenzó a plantearse cosas que hasta ese momento no había hecho. "¿Por qué me gustaba la música? ¿Quiénes habrán sido mis padres? ¿Me habrán dejado tirada? ¿Me estarán buscando? ¿Sabrán que existo?"

    Una hermana de su mamá le entregó una tarjeta amarilla con el nombre de la partera que la había asistido a su mamá biológica durante el parto. Sin dudarlo entró a Internet, googleó su nombre y no pudo creer la cantidad de historias nefastas en las que aparecía involucrada Mafalda Journade, una mujer que se había dedicado durante muchos años al tráfico y robo de bebés no solo en la capital cordobesa, sino en diferentes localidades de la provincia.

    A raíz de esa búsqueda se contactó con "Hermanos y Hermanas del Alma", un grupo en FB conformado por mujeres y hombres que habían nacido en el mismo lugar y asistidos por la misma partera. Todos tenían el mismo objetivo: encontrar a su familia de origen. Les escribió por privado y María Gracia, psicóloga y coordinadora del grupo, la invitó a una primera reunión en la que conoció a todos sus pares. "Fue muy emocionante el encuentro, yo sentía que era una afortunada porque había tenido una linda niñez ya que me encontré con chicos que transmitían mucha tristeza y mucho odio hacia sus padres de crianza porque les habían ocultado la adopción o se lo habían contado de adultos", recuerda Soledad.

    En ese primer encuentro se enteró que la mayoría de las mujeres que habían sido engañadas por esta partera eran jóvenes, generalmente del interior de la provincia, muy humildes y que venían a estudiar o a trabajar a la Capital. Y el modus operandi siempre era el mismo: una vez que daban a luz a todas esas chicas les decían que sus bebes habían fallecido. En ese momento Soledad pensó que su mamá podía estar viva. Se ilusionó. Y empezó a tener sentimientos que no tenía, ya que anteriormente su búsqueda había comenzado más que nada por una curiosidad.

    Un juicio por mala praxis y el encuentro con su familia biológica

    A raíz de un juicio por mala praxis que cometió Journade (por el que fue condenada aunque no terminó cumpliendo la pena) Soledad fue atando algunos cabos sobre cómo fue su proceso de "adopción". La partera le había dicho a su papá que ella había muerto al nacer. Y que a su mamá, Ana Beatriz, la habían enviado a su casa. Sin embargo, a los dos días empezó con una hemorragia muy fuerte por lo que decidió regresar a la clínica. La partera le dijo que era algo normal, que se estaba limpiando el organismo y le dio un analgésico. La verdadera historia era que a su mamá le habían dejado adentro parte de la placenta, situación que desencadenó en una infección que derivó en su muerte esa misma noche.

    Abrazos y besos que llegaron tras 40 años

    A la primera persona que contactó la jueza que llevaba su caso fue a una de sus tías, Laura, hermana más grande de su mamá.

    Encontramos a su sobrina -le dijo la jueza por teléfono.

    ¿Qué sobrina? - le preguntó Laura.

    Su sobrina, la hija de Ana Beatriz -insistió la magistrada.

    ¿Susana?

    No, Soledad.

    Pero yo no tengo otra sobrina.

    A los pocos días de esa inesperada conversación, Soledad se encontró con su tía y con Daniel, su hermano mayor. También estaba presente María Gracia, que con su contención y su cariño fue muy importante en estos últimos años. "Hubo un primer encuentro que fue como escalofriante. Vi que había mucha similitud genética, vi plasmada mi misma mirada, mis mismos ojos, la blancura de la piel, la forma de hablar. Cuando lo vi a mi hermano rompimos en llanto, hasta ese momento no me había permitido llorar. La emoción de él me quebró porque me miraba, mientras le decía a María Gracia: ´´estoy viendo a mi mamá. A mí no me hace falta el ADN, esta persona es mi hermana´´ ", recuerda emocionada.

    Al fin de semana siguiente, se sumó al encuentro Susana, otra de sus hermanas. Esa tarde vio las primeras fotos de su mamá y ahí entendió todo: "Era como el calco de mi mamá, dos gotitas de agua". Además, le contaron que a su mamá le gustaba mucho coser, bordar y que siempre estaba decorando muebles, además de ser muy coqueta. Ese día también se enteró que su papá biológico había muerto en el año 2010. "Lo que más me entristece es que mi papá se murió sin saber que yo existía porque si lo sabía él también me hubiera buscado".

    Además de esa similitud con su mamá, Soledad también encontró muchas cosas en común con sus hermanos y sus 15 sobrinos. "A mis sobrinos los siento como muy propios, a veces uno no tiene el tiempo para estar con todos, pero los persigo para verlos, son como mis pequeños pollitos". La relación más cercana, cuenta, es con su hermano Daniel, con quien son "uña y carne" y no pasa una semana sin verse. A su hermana Susana la ve menos porque trabaja mucho y vive más lejos de la ciudad. Además, tiene otro hermano, José Luis, que vive en Bolivia, con quien se escribe y se habla permanentemente por WhatsApp. Ambos, dice, no ven la hora de conocerse personalmente para poder darse ese abrazo que se viene postergando hace 40 años.

    "Entender y perdonar"

    Soledad estaba viviendo una ambigüedad que era difícil de procesar: por un lado, la parte linda que era encontrarse con su familia de origen y, por el otro, un sentimiento raro hacia sus padres adoptivos. Sentía felicidad y odio a la vez. Necesitaba enfrentarse a su mamá, su padre ya había fallecido. Una tarde, al regresar a su casa, se encontró con su mamá que estaba cuidando a su bebé. Le manifestó que sabía toda la verdad, pero ella se lo negó. La discusión fue muy larga hasta que le tuvo que mostrar el expediente donde la partera confirmaba todo. "No te voy a juzgar, pero necesito ir con la verdad para saber cómo manejarme de acá hacia adelante", le dijo Soledad. En ese momento la mamá quebró en llanto y le contó su versión de lo que había sucedido. Le dijo que había perdido tres embarazos que no llegaron a término y que estaba sumida en una profunda depresión. Por medio de una chica que trabajaba en esa clínica se habían enterado que había una beba cuya mamá había muerto y que no sabían que hacer porque no tenía familia. El papá adoptivo fue a hablar con la partera, quien le solicitó dinero para afrontar los gastos de la internación y del entierro. Y de esa forma Soledad había llegado a sus manos.

    "Con mi mamá adoptiva recompuse la relación, es como que mi corazón decidió verlo de esta manera: ya me habían quitado una familia y no me iba a permitir perder a la otra familia, yo decidí entender y perdonar", dice Soledad, que en ese tiempo contó con la ayuda de la meditación, con la autoayuda y con la contención de su grupo de pares. A través del amor se dio cuenta que tenía dos familias y sus hermanos supieron entender que ellos también habían sido engañados.

    En octubre de 2015 fue la primera vez que estuvo con sus hermanos y para el 31 de diciembre de ese año decidió invitar a las dos familias a su casa. Eran más de 60 personas. Soledad, confiesa, se sintió conmovida con las palabras de bienvenida que le brindó Susana a su madre adoptiva: "Le agradezco tanto que nos la haya cuidado y criado para que hoy Soledad sea la persona que es". Fue una grata y emotiva sorpresa ya que su mamá había ido con el miedo de ser juzgada por la familia biológica de su hija, pero nada de eso había pasado. Desde ese momento, el último día del año los pasa con la misma gente, recibiendo el afecto y el amor de ambas familias.

    Soledad tiene dos hijos: Máximo (de dos años y medio) y Mateo (de tres meses), se desempeña como estilista y esteticista, teniendo "la fortuna" de trabajar en lo que le gusta de forma independiente. En la actualidad brinda talleres para formar a muchas mujeres para que puedan tener un oficio y puedan valerse por ellas mismas. "A mis hijos los voy a criar desde la verdad y lo que me da mucha paz es saber que ellos ya están compartiendo y creciendo con su sangre, con sus dos familias, todo lo que yo no tuve. Ellos van a saber la historia, la importancia de crecer con la familia y conocer las raíces porque eso te ayuda a comprender muchas cosas".

    Alejandro Gorenstein

    www.lanacion.com.ar

    FAMILIAS

    Cada uno con su pantalla, ya no se conversa ni en la mesa

    Hay familias que están perdiendo el hábito de comer juntas, inmersas en los celulares. Especialistas advierten sobre la conexión permanente y sobre el deterioro en los vínculos.

    “Fui a tres casas de familia esta semana más o menos a la hora de la cena. Pero ya no interrumpo a la hora de comer, porque no hay hora de comer. Cada uno estaba con su plato o un sándwich mirando una pantalla. Me impactó, es muy fuerte ver eso”. El testimonio es de Ana Laura, una médica (y además mamá) que trabaja en uno de los servicios de emergencia que hacen consultas a domicilio en la ciudad de Córdoba. Se asombra porque encuentra cada vez menos la mesa puesta o el rastro de que hubo una familia compartiendo el momento.

    Está cada uno en un ambiente, separado del otro físicamente o con auriculares, conectado al objeto más personalísimo e imprescindible de este fin de década, sean chicos o grandes: una pantalla, generalmente, de celular. Todo sucede ahí.

    “Estamos en un proceso de desencuentro humano muy importante; si no lo logramos adentro de la familia, imaginate en el afuera”, grafica la psicopedagoga Liliana González.

    “Una señora me decía que logró acabar con las peleas entre sus hijos cuando le compró a cada uno un televisor, y entonces cada uno pasa por la cocina a buscar el plato con la comida y listo”, completa.

    “A los padres les faltan recursos para comunicarse con sus hijos, buscan la más fácil y que cada uno esté en su cuarto a largo plazo es la más difícil, porque en algún momento todo ese aislamiento se viene encima”, advierte Eva Rotenberg, psicoanalista y fundadora de la Escuela para Padres.

    En 2012, un 24 por ciento de los consumidores locales tenía un smartphone. Cuatro años más tarde, esta cifra llegó al 67 por ciento. Según el estudio Google Consumer Barometer, hecho en colaboración con Kantar TNS, en 2012 apenas el 24 por ciento de los argentinos tenía un smartphone y hoy la cifra llega al 70 por ciento. La mayoría de las personas navega por internet desde el móvil y crece el fenómeno de la segunda pantalla: mientras se ve tele, se navega en el celular.

    “Es un fenómeno irremediable y tendemos a que cada uno tenga su pantalla individual. No está mal que cada uno tenga lo suyo, pero tenemos que poner reglas a la situación”, analiza la pedagoga Maritchú Seitún.

    El rol del adulto

    Lo primero en lo que coinciden los especialistas es que son los adultos los que deben suspender las pantallas.

    “Tenemos que hacer los adultos un uso más racional y pasar largos ratos sin pantallas, compartiendo cosas con los chicos, mostrarles que también leemos, salimos a caminar, conversamos”, sugiere Seitún.

    También hay que sincerarse. Y reconocer que la conexión permanente e individual puede estar escondiendo o dilatando la resolución de otros conflictos.

    “Cuando hablar trae el conflicto, más fácil es no hablar, y la tecnología viene a tapar situaciones preexistentes. No diría que genera cosas nuevas, en todo caso potencia aquellas que están presentes”, dice Sheila Amado, Licenciada en Sociología de la UBA y especialista en nuevas tecnologías.

    Amado sostiene que la pantalla en sí no es sinónimo de aislamiento porque conecta con otros, pero el riesgo es –en las familias que no ponen ningún tipo de reglas ni límites– que se pierda el registro del otro, la relación cara a cara.

    Proteger la mesa

    La mesa familiar es el paso número uno, esencial e inclaudicable, según todos los consultados. “Me parece fundamentalísima como lugar de encuentro en la familia, no concibo la idea de que cada uno coma delante de su tele o pantalla; para eso, los primeros que tenemos que ocuparnos de estar en la mesa sin pantalla somos los adultos, que los chicos se acostumbren a que las pantalla son antes o después de comer, no en los horarios de tiempo compartido”, dice Seitún.

    La comida compartida es el momento, entonces, de que cada uno cuente cómo le fue en el día y de que se hagan planes para después. Se aprende a escuchar, a esperar el turno para hablar y a sostener un diálogo entre partes. “Falta mucho la instancia de cena compartida, tanto es así que las empresas enseñan empatía, porque a las personas les cuesta mirar a los ojos, escuchar… . lo básico de la inteligencia emocional”, apunta Alejandro de Barbieri, psicoterapeuta y autor, entre otros, del libro Educar sin culpa.

    “No tenemos que dejar tan solos a los chicos. Si en la media hora de la cena hay una pantalla, que es el momento para estar juntos padres y chicos, me pregunto cuándo los escuchan, cuándo hay común unión”, cuestiona González. Y se pone enfática: “Hay que batallar con eso, hay mucha gente que lo está pudiendo hacer, no hay que tirar la toalla”.

    Reglas claras

    Todos los especialistas consultados sugieren que hay que establecer un horario familiar en el que el celular (y la tele) tienen que estar en otra parte, apagados o en silencio.

    González sugiere que a las 20, en los hogares, hay que apagar las pantallas. “Hay que entender que la desconexión no es la muerte de nadie, una hora sin el celular no le hace mal a ninguno y nos permite encontrarnos en otras formas”, subraya la socióloga Amado.

    Pasada la cena y compartido un buen momento, podrán habilitarse nuevamente (o no) las pantallas. Los pediatras señalan que para los chicos, son fatales en la previa a conciliar el sueño.

    Pero una buena opción es, como plan familiar, compartir la pantalla. Volver al esquema de “ver todos juntos una película” o, como padres, intentar participar de algún videojuego de los que tanto los enganchan y acompañar a los chicos en algún capítulo de su serie favorita o del youtuber de moda.

    “Hay que compartir, comentar el programa, porque si están aislados, los chicos se quedan con todo eso en la cabeza”, señala la pedagoga Seitún.

    Una serie de consejos para poner límites

    Corte. Lo ideal es dos horas de abstinencia, como mínimo, sin pantallas, ni para los grandes ni para los chicos. Los especialistas sugieren cortar a las 20 y volver a encenderlos (si es preciso) recién cuando los chicos se fueron a dormir.

    Compartir. Una buena opción, sobre todo en vacaciones, puede ser ver todos juntos una película. Se pueden hacer pochoclos o algo del estilo, como una cuota de entusiasmo especial a la actividad. Buscar después comentar lo visto.

    Estar. Los chicos consumen muchos contenidos producidos por otros chicos, jóvenes o adultos, lo que requiere una mirada adulta. Hay que estar atentos a lo que ven, interpelarlos y ayudarlos a formar un juicio crítico sobre eso que ven.

    Cena. La coincidencia es unánime: a la hora de comer, nada de teléfono. Así conversa cada uno de su día, se disfrutan los alimentos y se comparten las tareas que supone armar y desarmar una mesa.

    Limitar. En vacaciones, el riesgo es que los chicos estén conectados mucho más tiempo que el habitual. Regular la cantidad de horas o disponer, por ejemplo, que a la mañana no se enciendan es una opción. Incentivarlos a usar los juguetes y juegos de mesa que, seguro, hay en abundancia en el hogar.

    Pausa. Está demasiado instalado que el “visto” del WhatsApp exige una respuesta inmediata. Hay que hacerle saber al resto que no siempre podemos responder al instante, sobre todo si es después de las 20.

    Planteo. Si como familia nos pasa que cada uno está conectado individualmente, hay que exponer el problema y conversarlo con los chicos. Es probable que se puedan encontrar soluciones consensuadas.

    Jerarquías. Los padres son los que deben controlar su dependencia a la pantalla primero, y la de los chicos en segundo lugar. Pero es posible que, por razones de trabajo o lo que fuere, el adulto necesite consultar el teléfono. Los chicos también tienen que entender la diferencia.

    Laura González

    www.lavoz.com.ar

    DISCRIMINACIÓN Y RACISMO

    Cada vez que dices "voy al chino" o "voy al paki" estás siendo racista

    Son expresiones tan comunes que quizá nunca te hayas planteado. Utilizándolas contribuyes a estigmatizar a una parte de la población.

    Cecilia y sus hijas fueron un día a una tienda de hamacas. Cecilia quería comprar una nueva después de que la anterior quedara atrapada en el patio del vecino. En un momento concreto, la mujer preguntó a la dependienta dónde comprar el enganche específico para pegar la hamaca a la pared. La dependienta le contestó que lo encontraría en cualquier ferretería. Y luego insistió en que lo comprara en una ferretería y no en una «tienda de chinos». “En los chinos todo es de mala calidad”, dijo. Cecilia Tham reside en Barcelona, pero es nacida en Hong Kong. Tham enmudeció. No era la primera vez que oía en Barcelona la descripción «tienda de chinos» para denominar a un bazar. Pero esa vez le molestó más. La dependienta trató torpemente de recular. A su lado, las dos hijas de Tham, de 5 y 9 años, esperaban a que su madre pagara la hamaca para salir del lugar.

    De camino a casa:

    - Yo soy china, ¿verdad, mami? ¿Entonces significa que los chinos son de mala calidad? ¿Eso significa que yo soy de mala calidad?

    No debe ser agradable tener que explicar a tu hija que no hay personas de mala calidad. La primera vez que Tham escuchó el término «tienda de chinos» fue en Barcelona. Ella admite que son tiendas de objetos baratos masivamente regentadas por personas de origen asiático. “¿Pero de ahí a reducir una etnia o nacionalidad a un tipo muy concreto de tienda? Es ofensivo”. Tham lo denunció en su Facebook y le pidió a sus amigos catalanes que dejaran de hacerlo, así como llamar ‘paki’ a los supermercados o colmados. Muchos le contestaron que era una exagerada.

    ¿Pero cuánto hay realmente de exageración? El lenguaje, aun de forma inconsciente, asienta estereotipos. Estigmatiza, incluso aunque lo hagamos sin darnos cuenta o sin ser deliberadamente racistas. Hablar de este tipo de tiendas asocia una etnia a un único relato. Ellos venden cosas baratas. Ellos trabajan en supermercados. Ellos y nosotros.

    La activista Chimamanda Adichie lo denuncia en su discurso El peligro de la historia única. El peligro de simplificar la historia y la diversidad de unos a conveniencia de los privilegios de otros. También se resume en el libro de ensayos Culture & Imperialism de Edward Said, sobre el racismo y el pensamiento de las excolonias y los países imperialistas. La distinción entre nosotros (us) y ellos (them) señala al otro como el diferente y por tanto se le separa y se le excluye.

    Kiron, 37 años, y Parves, 40, viven en Barcelona desde hace una década y tienen un supermercado en pleno centro del Raval. Kiron me explica que a él no le ofende tanto que le llamen “paki”, principalmente porque ni siquiera lo es. Kiron, al igual que Parves, es de Bangladesh. El segundo, que está colocando mandarinas, se une animado a la conversación: “No nos molesta porque ni siquiera lo somos, pero ve a preguntar a un pakistaní, seguro que su cara cambia de color”, explica. “Es mejor decir el nombre completo, pakistaní o bangladesí, no ‘bangla’ o no ‘paki”, espeta Kiron. “El problema es quién lo dice y cómo. No es lo mismo entre amigos, así no pasa nada. Pero otra persona, no. Eso toca, toca”, contesta apuntando con el puño al corazón. Al igual que pasa con otros conceptos como “nigger”, no es lo mismo si se pronuncian en una relación de igual a igual que si los pronuncia otro ajeno.

    En el Reino Unido, llamar ‘paki’ a un descendiente pakistaní es directamente un insulto. El término se empezó a utilizar por primera vez a mediados de los 60 en mitad de la creciente ola de inmigración y en un clima de gran hostilidad. Los abusos y el racismo hacia las antiguas excolonias británicas permeó con vehemencia en el lenguaje. El diminutivo tenía —y sigue teniendo hoy— una gran carga racista. Aunque en España el término no genera ese mismo rechazo, se utiliza igualmente para nombrar de forma indistinta a pakistaníes, indios o bangladesíes. De nuevo, homogeneizamos desde la pereza de cambiar el lenguaje, y también desde la ignorancia.

    En Francia es habitual decir "Voy a comprar al árabe" (“Je vais acheter chez l’Arab") y en Holanda aún se dice "Voy a comprar al turco” ("Ik ga bij het Turks kopen"). No es casualidad que este tipo de expresiones se dirijan siempre a un tipo de población racializada, y nunca a otra.

    Entro en la tienda de Zakiu, a pocos metros de la de Kiron y Parves. Él tiene 25 años y es de Pakistán. Zakiu tiene una de esas tiendas con un gran rótulo en rojo en el que se lee Super Alimentació adornado con lucecillas. No importa el gran rótulo ni las lucecillas. Le seguimos llamando igual. Zakiu me explica que a veces escucha a clientes hablar por teléfono en la tienda y oye aquello de “estoy en el paki, ahora subo”. Se ha acordado tan rápido de esa anécdota que me impacta. Trato de revisar muy rápidamente en mi cabeza si alguna vez lo habré hecho yo. Nunca se lo han dicho directamente a la cara.

    “Es muy perturbador que alguien vea la piel marrón y llame al otro p * ki sin saber ni de dónde es ni conocerlo. Para mí es problemático sin lugar a dudas porque pone el foco en su origen, algo que es absolutamente irrelevante para ellos que están trabajando en una tienda de comestibles”, explica Kali Sudhra, canadiense de ascendencia india afincada en Barcelona y activista antirracista. No es lo mismo emplear el calificativo “japonés”, “italiano” o “gallego” para referirse a un restaurante de comida específica de ese lugar. Ahí la nacionalidad es relevante porque aporta algo. En el resto de casos, no.

    “La palabra p*ki es ya una calumnia racista contra todas las personas racializadas que hemos estado peleando desde hace años. Creo que en general la gente es vaga a la hora de cambiar el idioma porque eso les afecta y para mí eso es el privilegio llevado al extremo”, denuncia. En Canadá, el término "paki" también se considera un insulto racista. “La primera vez que lo escuché aquí estaba horrorizada, pensé que era una broma”, crítica Sudhra, quien añade que tiene esta discusión con sus amigos españoles cada maldita semana. “Ellos no lo quieren admitir, pero están contribuyendo al racismo usando esas expresiones”.

    Sudhra aporta unas cuantas ideas para reemplazar esas expresiones: supermercados 24 horas, minimarkets, colmados, ultramarinos, tienda de la esquina (traducción del término inglés corner shop)... Y otras más: bazares o todo a 100 para las tiendas de objetos baratos. Sudhra no pronuncia ni una sola vez la palabra "paki" durante nuestra conversación. Solo eso, dice, le resulta doloroso y le hace sentir incómoda.

    Por supuesto hay un cambio generacional a la hora de percibirlo entre jóvenes y adultos. Rabi Alam tiene 19 años y acaba de poner el bar Café Social Encuentros en el barrio de Lavapiés (Madrid). Es bangladesí y llegó a España con 12 años. Su padre es dueño de dos fruterías, también en el barrio. “A mí padre, por ejemplo, no le molesta. Pero a mi sí porque creo que es una coletilla racista. Si me lo dicen conocidos o amigos, no hay tanto problema. Pero otra gente sí me causa problemas. A veces, incluso, te lo dice misma gente de color", explica. Alam me cuenta que su bar se llama de segundo nombre “intercultural” porque en Lavapiés “mucha multiculturalidad, pero de integrados nada. Somos unos 4.000 bangladesíes y nos relacionamos entre nosotros. Mis amigos son de Bangladesh. Yo en mi bar intento que venga todo el mundo”. Desde que abrió el Café Social, hace 9 meses, ya ha tenido que expulsar a cuatro personas por comentarios racistas. Desde “muñeco de importación” a “¿Qué tal, Apu?”, en referencia a un personaje de los Simpson. Apu es, como no podía ser de otra forma, propietario de un “badulaque” (o "mini supermercado"), término, por cierto, que hacía referencia antiguamente un tipo de afeite o a un guiso (chanfaina). La llegada a España de Los Simpsons recuperó la palabra.

    El documental The Problem With Apu, de Hari Kondabolu, reflexiona precisamente en torno a ese personaje de los Simpson y cómo ha calado entre el imaginario de los migrantes del sureste asiático que viven o ya han nacido en Estados Unidos. Y lo hace desde el punto de vista de un fanático de la serie. El documental no demoniza la serie (cuyo valor precisamente es que retrata la sociedad americana a partir de estereotipos) ni por supuesto a Apu (es uno de los personajes más queridos), sino que se fija en la unidimensionalidad del personaje a lo largo de los casi 30 años de los Simpson. Salvo en un episodio en el que aparece su sobrino, Apu es la única representación de los migrantes asiáticos en Estados Unidos. No hay otro retrato posible. La voz de Apu, además, sigue siendo la de un hombre blanco, Hanz Azaria.

    Algunos no lo ven como una ofensa tan grave. O siemplemente ya se han acostumbrado. Como Madam y Kriti, una pareja nepalí con un bebé de unos dos años. Regentan un supermercado. “Se creen que todos somos chinos, eso sí”, espeta el matrimonio. Luego, me dicen que “están bien y que para ellos no es problema”. Me explica que a veces su hijo mayor le pregunta "¿Por qué nos dicen chinos si no lo somos?". O Havid, 50 años, y Umar, 18, padre e hijo de Pakistán que trabajaban en un súper de Sant Antoni (Barcelona). Havid se sonríe por debajo del bigote y me dice “que está todo bien y que como siempre hay buenos y malos”. De fondo, le interrumpe su hijo Umar, que está descargando unas cajas: "¡Hombre, pero siempre podría ser mejor! ¡Yo prefiero que nos llamen supermercado!".

    Otro colmado vecino, el de Hassan, 60 años, me dice, luego de pensarlo un momento, que lo de paki “no le parece lo más ofensivo”. Se queda un rato pensando: “Mientras no me llamen paki, paki / paki chulo” [hace referencia a una combinación en tono burlón entre el término con una canción reggaeton]. Le pregunto, incrédula, si eso le ha pasado. Y me contesta que sí, más de una y dos veces. Rifat, de 19 años, se entretiene en la caja de otro supermercado mientras mira un vídeo en su móvil. "El problema es que nos llamáis "pakis" y a veces ni lo somos. Yo, por ejemplo, soy de Bangladesh. O también puede ser que sea un negocio de un pakistaní y que trabaje un español, por ejemplo. Cada vez hay más negocios de esos", sugiere. "Pero bueno, es tan común que ya te acostumbras".

    “Hay una especie de autocomplacencia respecto a este tema, e incluso entre nosotros mismos cuando sacamos el tema. Nos decimos: 'hombre, no es para tanto' o 'no es problema'. Pero para mí esa es una de las consecuencias más perversas del racismo: cuando la persona sujeta a esa desigualdad compra el argumento de que es natural y que no pasa nada”, explica en el documental Assif Mandvi, corresponsal The Daily Show.

    “Estamos contribuyendo de forma inconsciente a estigmatizar la población. Esos comentarios destilan prejuicios. Se impide que se genere un elemento de cercanía y una rica convivencia”, explica Dani De Torres, experto en el Consejo de Europa en Interculturalidad e impulsor de la plataforma Antirumors Global. “Es interesante poner el foco también en estos expresiones usuales porque se trata de comentarios que hace la mayoría de la población y no una minoría racista". De Torres admite que estos comentarios extendidos los hacemos todos y todas, por eso "lo más interesante es escucharlos a ellos: a algunos les resultará más o menos ofensivo, pero tenemos que saber cómo les afecta. Nosotros los hacemos sin darnos cuenta".

    El director del documental The Problem With Apu razona en una entrevista en el The Huffington Post la importancia y el impacto de ciertos constructos estereotipados. “El racismo no aparece por arte de magia”, agrega. Es consecuencia de un legado mucho más amplio basado en esos mismos estereotipos. “Te dan una sensación de poder sobre ellos. Tú eres más inteligente. Tu eres mejor que ellos. Tú encajas y ellos no”.

    Para De Torres también es una cuestión de “mantener, crear vínculos y fomentar la convivencia” y eso se hace también a través del lenguaje. “Si no tenemos contacto con chinos y lo más cerca que estamos de ellos es decir 'voy al chino', estamos contribuyendo poco o nada a que exista una convivencia basada en la igualdad". También hay otro componente, sugiere: “En el fondo sabemos que no está bien del todo cuando no solemos utilizar esas mismas expresiones delante de ellos... Nos lo ahorramos, nos contenemos. Es como si, en el fondo, supiéramos que está mal”.

    Anna Pacheco

    www.playgroundmag.net

    SALUD

    Hiperactividad, ansiedad y trastornos de tipo depresivo, las patologías psiquiátricas más frecuentes en menores

    Entre las patologías psiquiátricas más frecuentes en la infancia destacan la hiperactividad, los trastornos de ansiedad y de conducta y la depresión, según ha señalado la psiquiatra infanto-juvenil del Hospital Niños Jesús de Madrid, Petra Sánchez Mascaraque durante el 15º Curso de Actualización en Pediatría.

    La especialista ha revisado los psicofármacos indicados en los trastornos más frecuentes en niños y adolescentes, aunque, como ha recordado, en el caso de menores el tratamiento farmacológico debe estar siempre acompañado de intervenciones psicosociales, fundamentales e incluso más efectivas que las intervenciones psicofarmacológicas.

    "En España no hay sobreconsumo, aunque es cierto que ha aumentado su prescripción, probablemente por el mejor diagnóstico del TDAH, cuya prevalencia es aproximadamente del 5 por ciento de la población pediátrica", ha señalado la experta.

    Organizado por la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), otra de las mesas redondas de este curso al que han asistido más de 700 pediatras de toda España, ha estado dedicada a la atención del dolor infantil.

    En este caso, la pediatra de urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Mª Concepción Míguez Navarro, ha subrayado las distintas técnicas que los sanitarios tienen a su disposición para controlar de forma segura y eficaz el dolor infantil.

    "No tratar el dolor tiene consecuencias tanto fisiológicas como psicológicas, provocando más dolor en procedimientos futuros. Existen opciones adecuadas para cada intensidad y gravedad del dolor y es importante individualizar la elección en cada caso", ha destacado la pediatra.

    Revisión de los protocolos de atención a niños adoptados e inmigrantes

    Según ha señalado la pediatra de Atención Primaria, miembro del patronato de la ONG Save the Children y co-coordinadora del Grupo de Cooperación, Inmigración y Adopción de la AEPap, Maite de Aranzabal Agudo, durante la mesa redonda 'La atención a las niñas y a los niños inmigrantes', los niños adoptados y los inmigrantes no presentan las mismas características, y es necesario individualizar cada caso y trabajar en la integración a todos los niveles.

    En el caso de la inmigración, el protocolo para este colectivo se ha revisado y revalorado. "Es el protocolo utilizado para atender a menores de 14 años de familias procedentes de países con bajo nivel socioeconómico y que en general no han tenido acceso a un servicio sanitario equiparable a los nuestros", ha destacado la autora del mismo, Rosa Masvidal.

    Estos protocolos, ha señalado la doctora De Aranzabal, centran la atención en un aspecto menos estudiado como es el bienestar de esta infancia que viene marcado por su salud, pero también por su integración escolar y social, por un buen vínculo con sus respectivas familias, por una estabilidad emocional y, desde el punto de vista pediátrico, por una buena relación asistencial.

    En cuanto a la adopción de menores, "la teoría del apego ha puesto de manifiesto que las relaciones vinculares que se producen entre los cuidadores principales y los niños y las niñas, marcan un estilo de relación posterior en los adolescentes-adultos y sobre todo afectan al desarrollo psicoafectivo durante toda la infancia", ha informado el doctor en psicología y experto en adopción, Félix Loizaga.

    Según ha expuesto el psicólogo, muchos menores adoptados han visto truncadas sus relaciones con sus familias biológicas debido a la pobreza o las guerras. Además, un 80 por ciento de los niños adoptados ha vivido, durante al menos dos años, en residencias de acogida u orfanatos, por tanto, "es frecuente que hayan transitado entre estas dos formas de vida, previamente a su adopción, con las repercusiones para su salud que ello conlleva".

    EUROPA PRESS

    http://ecodiario.eleconomista.es

    ADOPCIÓN Y ACOGIMIENTO EN LAS COMUNIDADES

    Catalunya

    La valoración de candidatos se reactiva en Catalunya tras un parón de 7 años

    Clara y Miguel son la envidia de decenas de personas y parejas que sueñan con tener su misma suerte. Se trata de potenciales madres y padres adoptivos apuntados en una larga lista de espera y que aguardan impacientes una llamada que, de producirse, cambiará para siempre sus vida. Es lo que les ha pasado a ­Miguel y Clara. La buena noticia para los candidatos que han optado por buscar a esos hijos sin moverse de Catalunya –al igual que hizo en su día esta pareja de Sant Feliu de Llobregat– es que el grifo de esas adopciones nacionales ha vuelto a abrirse.

    O para ser más concretos: desde hace unas semanas se valoran y estudian de nuevo las peticiones de las personas y parejas dispuestas a adoptar sin moverse de su territorio, tal y como confirma Agnès Russiñol i Amat, directora de l’Institut Català de l’Acolliment i de l’Adopció (ICAA). Una tarea que no se hacía desde el año 2011, cuando las valoraciones de los candidatos quedaron en suspenso al triplicar la cifra de demandantes el número de niñas o niños susceptibles de ser adoptados en Catalunya.

    Durante estos casi ocho años de inactividad se han acumulado en las oficinas de la Generalitat alrededor de 900 peticiones en la que se conoce como “lista ordinaria”. Es la de los niños que a priori no padecen ninguna alteración de conducta u otras dolencias y que suelen entregarse a sus nuevos padres cuando aún no han cumplido los tres años. En esa lista estaba Maria. Es la hija mayor de Clara y Miguel. Se la entregaron en el 2013 (la niña tenía dos años y medio) fruto de una petición formulada en el 2009, cuando las valoraciones de la lista de candidatos a adoptar en Catalunya aún no estaba en suspenso.

    La buena noticia de la reactivación de los estudios de idoneidad choca con otra realidad, que seguro no escapa a los potenciales padres y madres adoptivos que esperan, algunos desde hace años, una respuesta a su petición. Los candidatos a adoptar se acercan al millar, cuando, si se hace caso de las estadísticas sobre adopciones de los últimos años en Catalunya, la “oferta” en esta cartera de niños, que incluye tanto los de la “lista ordinaria” como aquellos menores con “condiciones especiales”, no llega a los 70.

    Aunque esa cifra de candidatos podría quedar reducida en las próximas semanas, augura Russiñol. “Hemos empezado a contactar con esas personas y parejas que se han ido apuntando a esta lista en los últimos siete años –aún sabiendo que sus casos no iban a ser ­valorados– y no es descabellado pensar que las intenciones de algunos de esos candidatos o sus situaciones personales hayan cambiado, por el tiempo transcurrido desde el día en el que presentaron las peticiones”.

    Cuatro años, que fueron los que esperaron Clara y Miguel hasta que Maria entró en su casa, pueden hacerse eternos para esas parejas dispuestas a adoptar. Casi ocho años, que es lo que han aguardado algunas de las parejas que ahora empezarán a ser valoradas, es el doble de lo que esperaron ­Clara y Miguel. Y en ese tiempo han podido pasar muchas cosas en la vida de esos candidatos, ahora más cerca que nunca de recibir esa anhelada llamada si son elegidos. Russiñol asegura que todavía es muy pronto para dar una cifra de candidatos descartados, entre el millar que conforman la lista de ­espera, tras reactivarse los estudios de idoneidad. “Estamos ­empezando a hacer esas valora­ciones”, revela.

    Otra cosa muy diferente es la realidad que impera en la lista de adopción de menores con “condiciones especiales”. Aquí no hay tanta demanda. Ni tampoco ha sido necesario, en ningún momento, dejar en suspenso las valoraciones de candidatos a adoptar. De hecho, según informa el ICAA, en estos momentos sólo hay diez candidatos en toda Catalunya dispuestos a iniciar los trámites de adopción de niñas o niños con problemas de conducta, discapacidades físicas, dolencias mentales, problemas de desarrollo o con edades superiores a los siete años. Esa es la lista de los olvidados, la de los menores con todos los números para ser adoptados, pero con muy pocas probabilidades de ser tocados por la fortuna, que en este caso sería encontrar un hogar con nuevos padres para abandonar el centro de la Generalitat en el que viven.

    Francisco es uno de esos niños de la lista de menores con “condiciones especiales” al que la fortuna ha sonreído. Es el segundo hijo adoptado por Clara y Miguel. Tiene once meses y hace dos que vive con este matrimonio de Sant Feliu de Llobregat. Tras la satisfactoria experiencia con la adopción de Maria, de la “lista ordinaria”, esta pareja ha elevado el listón de su generosidad para ofrecer un hogar a otro hijo, conscientes de que la apuesta es mucho más arriesgada. Francisco tiene unos antecedentes que plantean riesgos en su de­sarrollo. Una circunstancia que reduce los candidatos a adopción, pero que agiliza los trámites burocráticos. De la petición a la preadopción de Francisco sólo han pasado dos años.

    Reducir la lista de menores susceptibles de ser adoptados siempre es un éxito. Lo afirma Agnés Russiñol, directora de l’Institut Català de l’Acolliment i l’Adopció (ICAA). Cuando esto se consigue, la explicación del porqué no alberga dudas: la administración ha conseguido retornar a más niños a sus familias biológicas tras un problema puntual que ha llevado a esos menores a un centro tutelado.

    Es una realidad que se está repitiendo, revela Agnés Russiñol, en los últimos años. Una afirmación constatada con un simple repaso a los datos estadísticos. Los expedientes de adopción cerrados en Catalunya han experimentado en los últimos años un destacado descenso. Se ha pasado del más del centenar de casos a los 62 registrados el pasado año. Y eso no quiere decir, recalca la directora del ICAA, que haya ahora menos niños susceptibles de ser adoptados que años atrás. La cifra de menores que hay que tutelar por problemas con su familia biológica se mantiene, pero la intervención de la administración, insiste Russiñol, favorece que “muchos de ellos puedan ser retornados a sus padres biológicos, que siempre tiene que ser el primer objetivo”.

    Galicia

    Las adopciones entran en crisis. Las solicitudes para adoptar un menor caen un 60% en la comunidad gallega en solo cinco años y se sitúan en la cifra más baja desde inicios de siglo

    Pocos son los países que permiten todavía adoptar niños a extranjeros -la mayoría ha mejorado la adopción nacional tras repuntar su economía- y cuando sí es posible, el perfil del menor -mayor de 3 años y con alguna patología- no se ajusta a lo que buscan la mayoría de familias gallegas. Por ello, según los expertos, las solicitudes para adoptar un niño en otro país cayeron a mínimos históricos en 2017, según los últimos datos de la Xunta. La adopción nacional sigue el mismo camino. Pese a que hay más demanda que para la internacional también registró el pasado año sus peores datos.

    Las adopciones se desploman en la comunidad gallega y se sitúan en mínimos históricos. Las solicitudes para adoptar un niño en el extrajero descendieron un 61% en los últimos cinco años -al pasar de las 165 registradas en 2013 a las 64 de 2017- y lo mismo ocurrió con las adopciones nacionales: de 217 a 89 (un 59% menos), según los datos de la Xunta, que revelan que son las cifras más bajas registradas desde inicio del siglo XXI. El elevado tiempo de espera para adoptar a un niño en España, el cierre de adopciones a extranjeros en muchos países y que el perfil de los niños no encaja con el que desean las familias está detrás de la caída del número de solicitudes, aseguran desde entidades de colaboración de adopción internacional (Ecai). "Hay menos niños disponibles y suelen ser mayores de 3 años y con alguna patología", explican.

    Las adopciones internacionales son las que experimentaron una mayor caída en Galicia. Si en los años con más solicitudes se llegaron a superar las 650 anuales -entre 2004 y 2006-, el pasado año los gallegos que iniciaron los trámites fueron diez veces menos (64), la cifra más baja desde que la Xunta tiene registros en la estadística del portal de adopciones y que supone que, por quinto año consecutivo, hay más personas interesadas en la adopción nacional que la internacional. A Coruña concentra más de la mitad de las solicitudes presentadas el pasado año en la comunidad (37), seguida por la provincia de Pontevedra (19), Lugo (cinco) y Ourense (tres).

    Una caída en solicitudes que se refleja también en las preasignaciones de menores. Durante el pasado año hubo 53 en la comunidad gallega -cinco más que en 2016- pero la segunda cifra más baja desde inicios del siglo y lejos de los más de 250 anuales que llegaron a preasignarse durante el boom de las adopciones internacionales. También hay cambios en los países de origen de los menores que encuentran una familia adoptiva en Galicia. Pese a que, en el cómputo general desde el año 2000, Etiopía y China concentran el grueso de niños adoptados en la comunidad gallega (llegaron 834 y 701, respectivamente), ahora la situación ha cambiado. En 2017, el país de origen de la mayoría de los niños adoptados fue Hungría (15), seguido de Vietnam (14) y ya de lejos China (seis), Colombia (seis), Burundi (cuatro), Etiopía, Costa Rica y Madagascar (dos cada uno) y Bulgaria y Burkina Faso (uno).

    A nivel nacional también hay un descenso en el interés de las familias por adoptar. "En este caso puede influir cierto desánimo porque el tiempo medio de espera puede llegar a siete años y porque cuando se cumplen 40 años pasas a otra lista de espera, donde ya no se opta a adoptar bebés", explica la directora de las Ecais Adecop y Piao en Galicia, Mamen García. El pasado año hubo 89 solicitudes para adoptar a un niño español, la cifra más baja desde 2000 aunque eso sí, se preasignaron 43 menores, frente a los 26 de 2016. Los expertos lo tienen claro, los procesos han cambiado y las familias deben adaptar sus expectativas a la nueva situación.

    Castilla - León

    Más solicitudes que niños para adoptar. Doscientas. familias esperan para adoptar un niño en León, un proceso que se prolonga durante seis años si se busca un hijo nacido en España y una misión casi imposible si se opta por un niño de otro país. Menos niños en adopción, por el apoyo a las familias biológicas, y las trabas burocráticas internacionales hacen desistir a los padres adoptivos.

    Entre los años 2009-2011 las peticiones para adoptar un menor sufren un cambio de tendencia con una brusca caída de las solicitudes. Doscientas familias están a la espera en León para ser padres adoptivos, pero cada vez hay menos niños para adoptar «porque nuestra política es apoyar a las familias biológicas que tienen una situación de dificultad social», explica el director general de Familia y Políticas Sociales de la Junta de Castilla y León, Pablo Rodríguez. La Consejería de Familia destinó el año pasado 190 millones de euros a distintos programas destinados a la exclusión social y dependencia y 52 millones sólo a políticas de infancia con apoyos a las corporaciones municipales. «El acogimiento, que es una familia puente, antes de que el niño sea adoptado por una familia, que no es la misma que lo acoge, tiene una duración provisional de dos años, que se puede ampliar a permanente si el niño o adolescente no es susceptible de adopción por su situación». Adopción y acogimiento llevan listas diferentes y no intercambiables.

    Las solicitudes de adopción internacional han caído en picado en los últimos diez años. Los gobiernos de los países de origen también destinan recursos para las familias biológicas. «Los trámites burocráticos para adoptar un niño nacido en otro país se han endurecido y el coste, que ronda los 40.000 euros, lo hace inviable para muchas familias leonesas», asegura Pablo Rodríguez.

    Las familias quieren niños sanos. En 2007 se entregaron en la Comunidad 34 menores, 9 de ellos en la provincia de León. Seis de los menores adoptados no tenían ninguna dificultad, 20 eran de riesgo por los antecedentes familiares, edad de los niños o grupos de hermanos, y 8 con necesidades especiales debido a discapacidades y problemas de comportamiento. «Las familias que adoptan a niños con necesidades especiales no esperan más de dos o tres meses», asegura Pablo Rodríguez.

    De los 59 niños que están a la espera de ser adoptados en Castilla y León — 13 en León— 35 presentan características de riesgo y 24 tienen necesidades especiales. La mayoría de las familias solicitantes de adopción en Castilla y León se ofrecen para niños sin especial dificultad, por lo que resulta especialmente difícil encontrar familias para menores con características de riesgo y especiales. Los 35 menores de riesgo que esperan una adopción tienen antecedentes familiares, grupos de hermanos o son mayores de 8 años. Otros 24 están gravemente discapacitados.

    Castilla y León tiene un servicio de búsqueda de orígenes desde el año 2008. Siete personas adoptadas de León lo han utilizado (55 en Castilla y León) para conocer a sus padres y madres biológicas y otros 65 familias (10 en León) han expresado por escrito su deseo de contactar con ellos si lo solicitan. Sólo se facilita el contacto si el adoptado lo solicita.

    Adopciones internacionales

    Las solicitudes para una adopción internacional son la que mayor caída sufren en diez años, de las 87 que se registraron en el año 2006 a las 4 del año 2017, según datos de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades. En Castilla y León se presentaron 558 en 2006 y sólo 18 en 2017. De las 18 solicitudes, 2 se dirigen a Perú, 1 a China, 3 a India, 2 a Honduras, 2 a Bulgaria y 8 a Vietnan.

    El descenso en el número de solicitudes para una adopción internacional se debe a que los niños cada vez son mayores, de riesgo o con características especiales; priorización en la adopción nacional en el propio país; renovaciones periódicas de la documentación con sus correspondientes costes; incrementos económicos en la tramitación y mantenimiento de los expedientes; falta de países en los que poder tramitar por suspensiones o cierres; muchos expedientes tramitados y paralizados; incremento de requisitos a la familia y coyuntura económica. La mayoría de las solicitudes están dirigidas a países donde los trámites y el tiempo de espera es menor. Las cuatro solicitudes presentadas en 2017 en León están dirigidas a China (1), Bulgaria (2) y Vietnan (1). A León llegaron el año pasado 3 menores, dos niñas chinas de 2 años y un niño filipino de 4 años.

    Países donde tramitar

    Para los menores que no presentan ninguna circunstancia especial, se pueden presentar solicitudes a India (de 1 a 2 años de espera); Rusia (de 1,5 a 2 años de espera); República Checa (1 año de espera); Perú (2 años de espera); Bulgaria (de 1 a 2 años de espera), República Dominicana (4 años de espera); y Honduras (de 2 a 3 años de espera).

    Los niños con necesidades especiales están en China (de 5 a 1 año de espera); Vietnan (de 9 meses a 1 año); Filipinas (no se ha tramitado ninguno); y Colombia— niños mayores de 6 años— (no se ha tramitado).

    Madrid

    La Comunidad de Madrid cuenta con más de 1.500 plazas en la red de acogimiento residencial para menores tutelados, integrada por 82 centros entre los que hay residencias de primera infancia, hogares y pisos de adolescentes.

    El consejero de políticas Sociales y Familia, Carlos Izquierdo, ha visitado la residencia 'Santa Marta' en El Escorial, donde viven 32 menores de entre 12 y 17 años con medida de protección y necesidades especiales debido a trastornos de comportamiento que interfieren en el desarrollo de su vida cotidiana y requieren seguimiento terapéutico.

    En su visita, ha destacado el "firme compromiso" de la Comunidad de Madrid con los menores, "especialmente los más de 4.000 que tienen una situación familiar de especial dificultad y cuentan con alguna medida de protección", según ha señalado el Gobierno regional en una nota de prensa.

    "El objetivo es que todos los menores en centros de acogimiento residencial tengan la atención, cuidados y educación que necesitan, priorizando la absoluta integración", ha dicho.

    El 60 % de los menores tutelados por la Comunidad viven en régimen de acogimiento familiar y el 40 % en centros específicos de acogida.

    País Vasco

    Gipuzkoa afrontará la atención a menores conflictivos con un centro de día especializado. Se trata de un recurso único en el Estado para evitar una medida de internamiento más drástica. Los centros diurnos que ya funcionan están dirigidos al cumplimiento de medidas judiciales y el objetivo es reforzar ahora la prevención

    El último informe elaborado por la Universidad del País Vasco por encargo de la Diputación de Gipuzkoa y del Ayuntamiento de Donostia, en el que se radiografiaba la situación de los servicios de protección infantil del territorio, estableció en sus conclusiones la necesidad de un cambio de modelo, en el que se pusiera enfásis en la atención temprana, esto es, que las intervenciones con las familias fuese lo antes posible y no cuando el problema de conducta fuera ya grave. El Departamento foral de Políticas Sociales afronta el reto y abrirá próximamente un centro de día especializado para adolescentes conflictivos en el que el objetivo será la prevención y la reeducación.

    Se trata de un recurso único en el Estado. Los centros diurnos que existen actualmente están dirigidos al cumplimiento obligatorio de medidas judiciales en medios abiertos por parte de menores que han cometido algún tipo de delito. El centro de guipuzcoano, que abrirá sus puertas en los próximos meses, estará dirigido a la protección e intervención temprana con adolescentes con dificultades.

    El objetivo fundamental será en este caso la prevención. El asesinato de dos ancianos en Otxarkoaga y la muerte de un vecino de Bilbao asaltado en plena calle, casos por los que varios menores han sido internados en el centro Ibaiondo de Zumarraga, han hecho saltar las alarmas sobre el aumento de la delincuencia juvenil en Euskadi por un lado y sobre las carencias que se dan en la detección temprana de casos especialmente graves por otro. Este nuevo centro pretende ser el remedio para muchos adolescentes que ya presentan problemas de conducta, de consumo de drogas o que incluso han empezado a delinquir a pequeña escala. El fin último será intervenir a tiempo, para evitar que en un futuro tengan que ser institucionalizados en un centro de menores del territorio.

    De alta intensidad

    Esa intervención se realizará tanto con los menores como con sus familias, en aquellos casos que presenten dificultades notables, mediante un programa de alta intensidad en la interrupción de conductas negativas, en momentos en que se presentan únicamente factores de riesgo y no ya una situación instalada de desprotección.

    Este nuevo espacio estará gestionado por Irse-Ebi, el instituto de reintegración social de Euskadi, que ya se encarga de la dirección de otros recursos para menores en Gipuzkoa, como son el Centro Iturrioz-Azpi, situado en Aia, y el centro Azpilikueta de Irun, donde ofrecen un servicio residencial permanente dirigido a adolescentes problemas de conducta. Ambos prestan atención las 24 horas del día, todos los días del año, y son dependientes de la Diputación de Gipuzkoa, como será el caso del centro de día. «Será un centro de baja exigencia, pero de altísima intensidad en interrupción», tal y como señalan fuentes del instituto gestor.

    La Diputación suma de este modo un nuevo elemento a los recursos que el Departamento de Políticas Sociales dedica a la atención de menores. Actualmente Gipuzkoa cuenta con 34 centros de acogida para menores tutelados, que atienden a 301 menores que, por motivos muy diferentes, (problemas de conducta, adicciones, patología mental, conflictos con los padres) no pueden ser cuidados de forma adecuada por sus familias y deben abandonar su hogar. El ente foral parece decidido a abordar esas situaciones con anterioridad, y se embarca en la apertura de un centro pionero con el que espera poder reeducar y redirigir a jóvenes del territorio antes de que sea demasiado tarde, y acabar así con la percepción de que la intervención con adolescentes en ocasiones es demasiado tardía.

    En ese sentido, el informe de la UPV/EHU encargado por la Diputación destaca que «las atenciones con menores se inician y se desarrollan en momentos tardíos, cuando la situación de desprotección lleva ya tiempo instalada «y no en momentos más tempranos del desarrollo de las relaciones familiares cuando el pronóstico hubiera sido claramente más favorable».

    No obstante, el estudio también reconoce el alto grado de cobertura de la red de atención al menor en Gipuzkoa, garantizada con una «importante dotación de recursos tanto humanos como económicos», que se traducen en el trabajo de 800 profesionales en los diferentes programas con un coste anual de 39 millones de euros. De ese montante, el 61% (24 millones) se destinan a la gestión de las 301 plazas de los centros de menores y al equipo técnico que se encarga de las mismas. Por tanto, el acogimiento de un menor durante seis meses en uno de esos centros cuesta a la Diputación 39.109 euros.

    Esa cantidad asciende en el caso de que la intervención requiera de más apoyos. Una plaza en un centro para menores con problemas de conducta tiene un coste de 46.775 euros por seis meses, y aquellos internados por el programa intensivo suponen 71.891 euros por medio año. Por lo tanto, evitar que un buen número de adolescentes tengan que hacer uso de esos recursos también revertirá positivamente en las arcas forales.

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